“El mayor obstáculo al crecimiento en los próximos años será sin duda el inmenso legado de la deuda pública, que alcanza ahora en promedio 110 por ciento del Producto Interno Bruto en los países desarrollados, es decir casi en niveles de tiempos de guerra”, advirtió en Tokio, frente a representantes de los Estados miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI), la directora gerente de ese organismo, Christine Lagarde. “Abordar esa deuda con un crecimiento anémico será increíblemente difícil. Es un camino estrecho y probablemente un camino largo, para el cual no existen atajos”, agregó. De esa forma, volvió a justificar las medidas de ajuste fiscal que el FMI promociona en especial para los países europeos en crisis. La intención es que retomen la senda de crecimiento y reduzcan sus deudas a partir de la baja de los costos laborales.

Según las previsiones del FMI, la deuda pública en los países desarrollados superará el 110 por ciento de su PBI este año y llegará al 113 por ciento en 2013. Esos valores contrastan con los niveles de deuda de muchos países de América latina, que mejoraron su posición relativa en los últimos años. En particular, Argentina pasó de un ratio de deuda del 166,4 por ciento en relación con el PBI en 2002 al 41,8 por ciento en 2011. A la vez, la deuda en moneda local subió del 3 al 40 por ciento, mientras que el perfil de vencimientos mejoró a partir de la suba en la vida promedio de la deuda bruta, de 6,1 a 10,7 años. En tanto, el pago de intereses como porcentaje de los ingresos corrientes se redujo del 21,9 por ciento del total de los recursos al 6,6 por ciento. La delegación argentina en Tokio es encabezada por el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, luego de que el Gobierno decidiera que el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, no acuda al encuentro internacional.

El FMI estima que América latina y el Caribe crecerán en 2012 3,2 por ciento, 0,6 punto porcentual menos que lo proyectado en abril. La región que tracciona el crecimiento económico mundial es Asia Pacífico, que en los seis primeros meses del año avanzó 5,5 por ciento, el ritmo más bajo de los últimos cuatro años. Por otra parte, Lagarde insistió en que los países desarrollados lleguen a un acuerdo para reformar un sistema financiero. “Los continuos excesos y escándalos demuestran que la cultura de las finanzas en realidad no ha cambiado. El sistema todavía sigue siendo demasiado complejo y las actividades siguen muy concentradas en grandes estructuras”, señaló.