ECONOMíA › DESDEN DE ALAN GREENSPAN ANTE LA CRISIS ECONOMICA ARGENTINA
No se trata de un virus que contagia
El titular de la FED expresó con dureza lo poco que importa Argentina para las potencias mundiales. “No hubo contagio”, afirmó.
Como se puede observar a esta altura, la crisis argentina es una mosca molesta en el ambiente de las potencias mundiales, que manejan el FMI, pero que resulta indiferente si vuela o se queda quieta, si zumba o está en silencio. En definitiva, Argentina está presente con sus problemas aunque poco importa para el mundo económico. Quien lo expresó sin ningún tono diplomático, tan afecto a los gobiernos europeos, fue el presidente de la Reserva Federal (banca central de Estados Unidos), Alan Greenspan. “La crisis argentina no ha provocado un efecto contagio en los mercados financieros globales”, indicó el banquero central. De los dichos de Greenspan se deduce que, si no contagia, no es peligroso y, por lo tanto, no hay que preocuparse mucho por su destino. En los hechos, esa es la política que asumió la administración republicana de George W. Bush y los países europeos con respecto al colapso de la economía argentina.
En una sesión ante la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes estadounidense, el jefe de la Fed dijo que las dificultades de Argentina, agobiada por una severa crisis económica, política y social, no han tenido una cantidad “significativa” de repercusiones. Decir eso a sostener que Argentina se arregle sola porque no afecta a nadie es una cuestión de estilo, que pese a su dureza Greenspan todavía prefiere mantener en los buenos modales.
Lo paradójico de este juego de innumerables apoyos verbales y nada de dólares frescos es que mientras Argentina pide fondos en forma desesperada sin recibir nada, va pagando a los mismos que se resisten a desembolsar. En ese sentido, el gobierno de Eduardo Duhalde comenzó a pagar a España el préstamo de 1000 millones de dólares concedido el año pasado a través del Fondo Monetario Internacional. En las últimas horas, dijo el ministro de Economía español, Rodrigo Rato, Argentina abonó el primer pago por un monto que el funcionario no precisó, aunque señaló que se produjo con retraso, pues vencía a principios de febrero.
Rato reiteró que España ha instado al gobierno de Eduardo Duhalde a “establecer un marco económico estable y transparente, y un programa financiero y presupuestario creíble, que debe pasar por un acuerdo político entre las provincias y el gobierno federal”, para seguir recibiendo ayuda del FMI. El ministro agregó que el gobierno argentino “debe ser muy respetuoso con los acuerdos que tiene con acreedores e inversores argentinos y extranjeros”.
Duhalde, en tanto, reaccionó ante la dureza expresada por el FMI diciendo que “si no recibimos ayuda tendremos que arreglarnos con más penuria en general, para todos los sectores de la comunidad argentina”. Sin tantas sutilezas, su vocero, Eduardo Amadeo, declaró en tono de guerra que “Argentina no puede estar seis meses esperando que los funcionarios del Fondo terminen de hacer los numeritos” para reanudar la asistencia financiera. Para concluir que “en el Fondo hay una cierta incontinencia verbal que no se condice con la necesidad de llevar una negociación tan seria”, en un mensaje con destinatario preciso: Anne Krueger, número dos del FMI, quien a principios de esta semana afirmó que “no tiene ningún sentido prestar dinero en este momento a Argentina”.
Por otro lado, como una ventanita de alivio ante tanta indiferencia internacional, el Gobierno recibió con agrado una nota publicada por el diario británico Financial Times, que señaló que “no todo está perdido”. “Controla su propio destino y posee recursos naturales y potencialidad para salir de la crisis actual”, sostiene una columna de opinión firmada por Michael Bordo, director del Centro de Historia de la universidad estadounidense de Rutgers, y Robert Chang, profesor de la misma casa de estudios.