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Por primera vez en 27 meses, las ventas en los supermercados mostraron una recuperación. Aunque tibia, las ventas crecieron en julio apenas el 1,3 por ciento en relación con el mismo mes del año pasado, la mejora quebró una racha negativa que se había iniciado en abril de 2001. En aquel momento, el gobierno de la Alianza tenía la teoría de que la llegada de Domingo Cavallo a Economía mejoraría el clima de la economía.
El escenario, por el contrario, fue de catástrofe. En las cadenas de súper e hipermercados se anotaron caídas interanuales de hasta 30 por ciento a mediados de 2002, tras la devaluación. Era momento de crisis y de reemplazar el changuito del súper por la bolsa del almacén. Es decir, de racionar las compras y sobrevivir gracias al fiado del comerciante minorista.
La estabilidad del tipo de cambio y de los precios volvió a reacomodar, en forma muy paulatina, las pautas de consumo. Fue entonces momento para que las cadenas comerciales revivieran las ofertas, los descuentos con tarjetas, y los planes de pago especiales. En este marco, la mejora no fue sólo interanual sino también entre junio y julio, igualmente de 1,3 por ciento. A pesar de esta mejora, las ventas durante los siete primeros meses del año resultan un 17,7 por ciento por debajo de los niveles del año pasado, con precios 37,6 por ciento superiores.
En los centros de compra, julio fue un mes de suba record: del 45,4 por ciento respecto de julio de 2002 a precios constantes. En relación con junio, la expansión resultó del 4,5 por ciento. Según el Indec, el alza se relacionó con el mayor consumo durante las dos semanas de vacaciones de invierno.