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El Senado rechazó la recusación de Moliné contra Cristina Kirchner

El argumento más sólido de la recusación del cortesano a la senadora de Santa Cruz fue su vínculo con el Presidente. Su mejor prueba, un programa de TV. Hubo debate con sal y rechazo.

 Por Eduardo Tagliaferro

“Vamos a escuchar esas teorías extrañas. Vamos a divertirnos un rato”, dijo Cristina Fernández de Kirchner dando así paso al asesor de la comisión que se aprestaba a introducir en la videocasetera, preparada para la ocasión, el video acompañado por la defensa del juez de la Corte Eduardo Moliné O’Connor para fundamentar su pedido de recusación de la senadora santacruceña. Los bandos a favor del cortesano y los funcionales a la estrategia de la defensa de Moliné se pudieron vislumbrar ayer en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Finalmente se rechazó tanto la recusación contra Fernández de Kirchner, como la excusación presentada por el radical mendocino Raúl Baglini la semana pasada en el recinto del Senado por tener, en su condición de abogado, una causa que tramita ante el máximo tribunal.
El principal, si no el único, argumento de Gregorio Badeni, defensor de Moliné O’Connor, fue que la senadora estaba identificada con el argumento del presidente Néstor Kirchner, que busca desplazar a uno o más miembros del tribunal. En esa línea acompañó como elemento para ser tenido en cuenta un video del programa “La Cornisa”. El periodista Luis Majul presentaba a la senadora como “la mujer fuerte de la Argentina”. El perfil esbozado en el guión pretendía presentarla como la mujer fuerte que dominaba el pensamiento presidencial. Como para la defensa del cortesano, Kirchner había hecho público su deseo de remoción del magistrado, según Badeni por efecto dominó la santacruceña habría prejuzgado. Una chicana difícil de digerir. Así lo entendió la mayoría de los senadores, incluso Eduardo Menem.
“Excúsenme por haberme casado con Néstor Kirchner y que a él se le haya ocurrido ser Presidente”, respondió la senadora. Para ella esos argumentos “son una clara ofensa a mi condición de mujer. Creo que en otra situación nadie recusaría a un hombre por ser el hermano del Presidente. A mí nunca se me hubiera ocurrido recusar a nadie por ser el hermano del Presidente”, redondeó. Menem tomó el guante y respondió que la metáfora fue una de esas cosas que se dicen al pasar “buscando que a quien le quepa el sayo que se lo ponga. A mí no me cabe ese sayo”.
Los principales fundamentos para rechazar la defensa del magistrado los expusieron la puntana Liliana Negre de Alonso, la tucumana Malvina Seguí y la porteña Vilma Ibarra. Negre de Alonso recurrió a varios fallos del propio tribunal en los que quedaba en claro que las excusaciones de un magistrado debían ser “funcionales” y no “personales”. Y que la recusación debía ser tenida en cuenta “si afecta al interés público”.
A su turno Seguí señaló que, por haber estudiado el instituto de la recusación con motivo del juicio político al genocida Domingo Bussi, en muchas ocasiones con ella pretenden vaciar los tribunales de enjuiciamiento. Para fundamentar su rechazo a la movida de Badeni sobre supuestas preopiniones de la santacruceña, Seguí sostuvo que “si bien es conveniente no dar opiniones, lo cierto es que la opinión de un legislador se va formando con los años”. La mención era clara. Muchos de los casos que los senadores tendrán que tener en cuenta son precisamente hechos que dominaron la década menemista. Y precisamente el tema de la denominada mayoría automática apareció en medio del debate.
“Acá ya se está hablando de cuestiones políticas como la mayoría automática. Habrá que ver si este caballito de batalla se compadece con la realidad y si es que la mayoría automática existió o cómo se comportó”, dijo en su momento Menem para relativizar algunos de los argumentos que se estaban formulando para desestimar el planteamiento de la defensa del magistrado. “Todos tenemos pertenencia, todos tenemos historias. No se me ocurriría impugnar ni a los que afirmaron que existía una mayoría automática ni a los que la niegan”, retrucó Fernández de Kirchner.
Aunque el espíritu mayoritario se inclinaba por rechazar “in limine”, es decir sin tratamiento alguno, el reclamo de Moliné contra la santacruceña, el debate se fue prolongando y terminaron opinando casi todos los miembros de la comisión.
Antes de la votación, la menemista salteña Escudero realizó su última embestida: “Me hubiera gustado que usted se excusara de ‘motu proprio’ presidenta”, le dijo a Kirchner. Según su opinión la santacruceña debería dar un paso al costado como titular de la comisión, puesto que incluso no debería volver a ocupar ningún representante del bloque oficialista. Antes incluso había aventurado que su preocupación era garantizar la defensa en juicio de Moliné y la transparencia del procedimiento.
“Usted es abogada, senadora”, arrancó Kirchner. “Yo he prestado juramento y formo parte del tribunal. Yo he creído en su juramento. Espero que usted haya creído en el mío, ya que he demostrado ser más independiente que muchos otros dirigentes”, concluyó la santacruceña con cierto enojo. La molestia fue compartida por la tucumana Seguí quien pareció sentirse ofendida por las palabras de Escudero. Igualmente Menem anunció que se tomaría su tiempo para realizar un dictamen propio y que por eso no iba a votar. Fernández de Kirchner se abstuvo. La recusación fue rechazada por siete votos contra tres.
Luego, con la ausencia de la mayoría de los radicales, se trató la excusación de Baglini. Sus argumentos de tener como abogado un caso en la Corte no fueron consistentes. Curiosamente esos mismos planteos los formuló la defensa de los cortesanos para apartar a los diputados de la Comisión de Juicio Político. “Los clientes de Baglini pueden encontrar otro abogado, pero los mendocinos no podrán encontrar otro senador”, respondió Kirchner quien subrayó que “integrar el juicio político no es un derecho, es un deber, una obligación”. Escudero se retiró antes de la votación y Menem volvió a insistir con que presentaría un dictamen propio. Los senadores decidieron negarle la excusación y señalaron que, llegado el caso, el senador Baglini puede abstenerse de participar en las sesiones del juicio político y aún de votar.

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Cristina Fernández toma el micrófono de una sesión en la que fue el eje, pero se abstuvo de votar.
 
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