EL PAíS
Vuelve un clásico, segunda vuelta del debate sobre si habrá debate
Macri apeló a una carta, que envió en mano, para proponerle un debate a Ibarra. Exige que sea en un ámbito imparcial y prestigioso. El jefe de Gobierno acepta, pero sus allegados sospechan que Macri terminará rehuyendo una discusión ante las cámaras de TV.
Por Santiago Rodríguez
El debate sobre el debate entre Aníbal Ibarra y Mauricio Macri está instalado nuevamente. Es que el empresario desafió ayer al actual jefe de Gobierno a una discusión mano a mano la próxima semana, pero puso como condición que se realice en un ámbito “imparcial y prestigioso” y no en un programa de televisión, como es habitual. “De lo que de mí dependa va a haber debate”, anticipó Ibarra, aunque la cosa no parece tan sencilla. Los estrategas del ex fiscal –quienes están terminando de definir el eje de su campaña para la segunda vuelta– consideran que sería complicado acordar el encuentro mediático en los términos planteados por el presidente de Boca y algunos ponen en duda, incluso, que realmente quiera cruzarse con Ibarra frente a las cámaras.
Macri desafió a Ibarra a debatir con todas las formalidades del caso. “Tengo el agrado de dirigirme a usted a fin de invitarlo a un gran debate entre ambos la próxima semana, para que los vecinos de Buenos Aires conozcan nuestras respectivas formas de pensar y las propuestas que llevamos para resolver sus problemas reales”, manifestó en una carta dirigida a Ibarra que su gente llevó hasta la Jefatura de Gobierno.
Muchos interpretaron la jugada de Macri como un nuevo intento por mantener la iniciativa de cara al ballottage. Ya el pasado lunes por la mañana el empresario apeló a otro golpe de efecto con ese objetivo: anunció que propondría la designación de Luis Zamora como defensor del Pueblo porteño, para lo cual el jefe de Gobierno no tiene en verdad competencia. Zamora rechazó el imperfecto convite (ver página 4).
Los primeros en hacer esa lectura del desafío de Macri fueron los propios ibarristas. No olvidaron recordar que fue el empresario quien trató por todos los medios de evitar el debate que finalmente se realizó en el programa “A dos voces” antes de la primera vuelta y que después no se presentó al que había organizado “Día D”. En ese sentido, el jefe de campaña del actual jefe de Gobierno, Carlos Campolongo, subrayó que como Macri eludía “el cara a cara fue Ibarra quien en el anterior debate aceptó hacerlo con cuatro candidatos”.
En esta oportunidad también “A dos voces” propuso hacer el debate el próximo miércoles e Ibarra ya dio el sí. En la Jefatura de Gobierno adelantaron que también aceptará las invitaciones de todos los otros programas que quieran que quieran cruzarlo con Macri.
El punto es que no es esa la idea de Macri. En la carta que le envió a Ibarra, el empresario le propuso acordar como ámbito del debate “un lugar imparcial y prestigioso, como una institución comunitaria, social o académica, al que estén invitados todos los medios de comunicación que quieran difundirlo” y agregó: “De esta manera, vamos a garantizar la seriedad del debate, en un marco de respeto, que permita la presentación y discusión de las propuestas de cada uno y no el insulto ni el agravio”. En manos de su jefe de campaña, Juan Pablo Schiavi, y del hombre que designe el ex fiscal dejó la tarea de “consensuar el ámbito”, los “detalles del debate” y la “designación de los moderadores”.
Entre tanto, los asesores de Ibarra trabajan en la definición de los ejes del tramo final de su campaña. La idea es dirigirse fundamentalmente a los electores de Patricia Bullrich y Zamora que no tienen decidido su voto para la segunda vuelta, así como al 30 por ciento de los porteños que el domingo pasado se quedaron en su casa y no fueron a votar. Durante los últimos dos días los ibarristas realizaron reuniones de “grupos motivacionales” representativos de esa franja del electorado para saber qué es lo que quiere y adecuar el discurso de Ibarra a sus demandas.
Ibarra también tiene resuelto concentrarse en lo que hará en su segundo mandato. La meta que se plantea es instalar la idea de que ahora, sin crisis de por medio y con una buena relación con el Gobierno, están dadas las condiciones para una gestión superior a la actual.