Lunes, 1 de junio de 2015 | Hoy
ECONOMíA › TEMAS DE DEBATE: CóMO IMPULSAR LA CIENCIA Y LA TECNOLOGíA PARA APUNTALAR EL CRECIMIENTO
La restricción externa es consecuencia de un problema estructural motivado por la baja complejidad de las manufacturas industriales. El precio promedio de las exportaciones argentinas es de 807 dólares por tonelada y el costo promedio de las importaciones es de 2020 dólares.
Producción: Javier Lewkowicz
Por Eduardo N. Dvorkin *
Desde 2003 hemos venido transitando un proceso de desarrollo productivo con crecientes niveles de inclusión social. Creación masiva de puestos de trabajo, recuperación de la producción industrial aniquilada en los ’90 y fuerte desarrollo de mercado interno han caracterizado a este proceso. Sin embargo la baja complejidad de nuestra producción industrial impacta negativamente sobre nuestra balanza comercial lo que contribuye a la restricción externa que estamos atravesando. Como resumen demostrativo de la baja complejidad de nuestras manufacturas de origen industrial (MOI) valga citar que el precio promedio de las exportaciones argentinas es de 806,58 dólares por tonelada y el costo promedio de nuestras importaciones es de 2020,09 dólares por tonelada.
Para avanzar en el nivel de complejidad de nuestra matriz productiva, el Estado debe desempeñar un rol central, como lo viene haciendo en el sector energético con YPF y Nucleoeléctrica Argentina, en la recuperación del sistema ferroviario y en emprendimientos de alta tecnología (Invap S.E. y Veng S.A.). Sin embargo no es posible avanzar en la complejización de la matriz productiva sin disponer de divisas, hoy lamentablemente escasas. La posibilidad del desarrollo mediante la inversión extranjera directa (IED) ha queda demostrado que no es una solución aceptable ya que por un lado tiende a no centralizar en el país las cadenas de valor (ejemplo: el porcentaje importado de los vehículos que se venden en el mercado interno es de aproximadamente 85 por ciento) y por otro lado produce, vía una multiplicidad de mecanismos, un fuerte drenaje de divisas. Es además de fundamental importancia remarcar que el desarrollo vía las multinacionales no permite la apropiación nacional de tecnología compleja, asemejándose a un desarrollo tipo maquila. En el esquema IED, los diseños y fundamentos que sirven de sostén a las tecnologías complejas siguen en poder exclusivo de las empresas extranjeras y, por lo tanto, sólo ellas podrán evolucionar los procesos y productos, manteniendo de esta forma el control absoluto sobre el proceso productivo.
Una vía alternativa, que está desarrollando el gobierno nacional, es la obtención de financiamiento en fuentes no tradicionales para nuestro país como China y Rusia. Obviamente estos financiamientos vendrán ligados, como cualquier otro financiamiento, a la imposición de proveedores de equipos y tecnologías que no puedan producirse / financiarse localmente. En estos casos resultará imprescindible que nuestro país se apropie de la tecnología importada para poder desarrollar localmente repuestos y para poder evolucionar localmente esas tecnologías.
Los equipos a ser importados vienen con sus instrucciones operativas y de mantenimiento (know how), pero nunca incorporarán la información sobre las motivaciones y racionalidades que justifican los diseños (know why). Es necesario que empresas estatales encabezando una red de pymes tecnológicas e institutos de investigación se aboquen a desarrollar la ingeniería inversa de los equipos importados para poder apropiarse de su tecnología.
Por ejemplo, en el caso de los vagones ferroviarios importados de China, sería un importante paso en el camino de la apropiación tecnológica desarrollar localmente modelos analíticos / computacionales que sirvan para entender el diseño, es decir para adquirir el know why. Con esos modelos se podría, por ejemplo, modificar el diseño de partes para poder producirlas localmente y analizar cómo las partes rediseñadas afectan al conjunto en lo que hace a seguridad, resistencia al desgaste y confort de los pasajeros frente a vibraciones; también se podría estudiar la relación entre las tolerancias de alineación de rieles y las máximas velocidades aceptables, etcétera.
Un ejemplo concluyente de la necesidad de la apropiación de tecnología es que es sólo debido a que la CNEA recorrió este camino en la compra de Atucha 2, que fue posible la terminación local de la central aun cuando la empresa que la había diseñado y muchos de los proveedores de partes previstos en el diseño original ya habían desaparecido del mercado en tanto que nuevas normas de seguridad post Chernobyl debieron ser incorporadas al diseño. La apropiación de tecnología, es un paso relevante en el camino de complejización de la matriz productiva. Los tres ingredientes fundamentales son: centralidad del Estado, capacidad de gestión tecnológica y en el puesto de control la voluntad política.
* Doctor en Ingeniería.
Por Pablo Lavarello * y Verónica Robert **
La cuestión de la transferencia tecnológica y la construcción de clusters y polos tecnológicos es un elemento clave del diseño de la política de ciencia y tecnología. Con la emergencia de nuevas tecnologías basadas en la ciencia –nuevos materiales, biología molecular y nanociencias–, la interacción entre las empresas locales y las universidades se transforma en una de las fuentes esenciales para la innovación. Para que este potencial de interacción se haga efectivo, es necesario que la universidad y las empresas identifiquen áreas de aplicación y aprendizajes cruzados. Esto implica un abordaje de política de ciencia y tecnología que supere la visión lineal en la que la ciencia genera la innovación y la empresa la demanda de tecnología. Un abordaje que tenga en cuenta las interacciones requiere cierto grado de proximidad entre los institutos universitarios, las empresas y otras organizaciones involucradas. Esta proximidad no se limita a la cercanía geográfica, sino fundamentalmente a las proximidades institucionales y organizacionales que facilitan estas interacciones y los acuerdos sociales que las median. Sólo de esa manera se logran resolver los problemas latentes de asimetría de intereses en el mercado sin caer en el encerramiento en un campo limitado de tecnologías como lo muestran las experiencias altamente integradas.
En los casos internacionales exitosos, la emergencia de polos tecnológicos requiere, por un lado, procesos “desde abajo” que favorezcan la interacción en forma espontánea y, por otro, una articulación con políticas nacionales “desde arriba”. Aun los casos más citados de clusters tecnológicos exitosos, como es la experiencia del Silicon Valley, estuvieron impulsados por políticas “desde arriba” que a través de la contratación del Departamento de Defensa impulsaron en sus inicios su desarrollo. En este sentido la articulación con la política nacional de ciencia y tecnología ocupa un rol clave, tanto desde el punto de vista de las políticas de oferta (creación de capacidades de I+D y formación), como desde la demanda a partir de la inserción de las universidades en programas de compra gubernamental.
Las experiencias de transferencia tecnológica constituyen un paso previo a la construcción de polos tecnológicos. Un ejemplo interesante de tránsito de la transferencia al desarrollo de un polo tecnológico lo provee la trayectoria reciente de la Unsam en las áreas de biotecnología y nano-microelectrónica.
En el caso de la biotecnología, la Unsam parte de un importante acervo de conocimiento en ciencias básicas que en el marco de las políticas del Mincyt de Fondos Sectoriales (Fonarsec) abrió el camino a experiencias de desarrollos biotecnológicos con la posibilidad de incubar empresas, como se advierte en los casos de desarrollos de test diagnósticos (para Chagas y e-coli con dispositivos micro-nano-electrónicos) y vacunas veterinarias (brucelosis) o la incubación de Biomatter (materiales bioabsorbibles para usos en salud humana). En este contexto, las políticas de oferta alentadas por el Mincyt catalizaron un proceso en curso que se dio en forma relativamente autoorganizada “desde abajo”. Su consolidación requiere hacia adelante de una estructuración en las políticas sanitarias e industriales.
La Unsam también incluye una trayectoria diferente impulsada por mecanismos “desde arriba”, con grupos abocados al desarrollo de dispositivos micro-nanoelectrónicos con aplicaciones en antenas y radares para el uso en sectores sensibles como el aeroespacial y militar. Desarrollos que no hubieran sido posibles sin la articulación entre la Unsam y la CNEA. En este caso, la demanda pública aparece como un articulador clave de desarrollos tecnológicos. Impulso inicial que da lugar a nuevas articulaciones público-privadas en una lógica “desde abajo” con el desarrollo de otros dispositivos como olfateadores electrónicos con aplicaciones diversas.
Esta experiencia muestra cómo en los últimos años emerge un nuevo sendero de generación de tecnología gracias a la convergencia, por un lado, de una política de ciencia y tecnología nacional que a través de las acciones del Conicet, el Mincyt, la Conae, la CNEA y otras instituciones supo avanzar desde instrumentos horizontales de mercado hacia instrumentos más selectivos y sistémicos, y por el otro, por la capacidad de generar entramados desde el territorio buscando valorizar la importante base de conocimientos de nuestras universidades nacionales. Su consolidación dependerá de la posibilidad de articular estos avances con una política industrial que tenga la capacidad de orientar los incentivos y la compra gubernamental desafiando el principio de las ventajas comparativas y promoviendo el cambio estructural.
* CEUR-Conicet - Docente Maestría en Desarrollo Económico Idaes-Unsam.
** UNGS-Conicet - Docente Maestría en Desarrollo Económico Idaes-Unsam.
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