Lunes, 1 de junio de 2015 | Hoy
EL PAíS › LA MINISTRA DE SEGURIDAD EXPLICA LA REFORMA EN TEMAS DE GéNERO
Para dar un fin al “no te metás”, la ministra María Cecilia Rodríguez preparó el manual Buenas prácticas para la intervención policial en casos de violencia familiar, que cambia completamente cómo se manejan los casos.
Por Luciana Peker
Un hombre le pateaba las piernas a una chica mientras la insultaba. Nadie se metía y, si alguien lo hacía, la mano levantada también se volvía una amenaza colectiva. Si se increpaba al policía más cercano o se llamaba a la comisaría, la respuesta más habitual era cantada: “no se puede hacer nada” o “es un asunto de pareja”. La tolerancia social y policial a la violencia machista se modificó por reglamento. Ahora los policías no sólo están obligados a intervenir con una escucha atenta y la mirada puesta en la verificación de lesiones. También deben identificar factores de riesgo como la posesión de armas de fuego, si hay niños, niñas o adolescentes en el grupo familiar, si hay amenazas de represalia o muerte o un incumplimiento de prohibición de acercamientos. Todo está en el manual Buenas prácticas para la intervención policial en casos de violencia familiar, de la colección Derechos Humanos y Género en la actividad policial, editado en agosto de 2014 por el Ministerio de Seguridad.
La capacitación policial sobre la violencia de género incluye que aprendan a conocer los ciclos de la violencia. Por ejemplo, que es un clásico que el agresor pase de la explosión violenta a la reconciliación o luna de miel. “Si al final siempre los perdonan ¿nosotros para que nos metimos?” era un lugar común que ahora es descartado por un nuevo protocolo que alienta la acción policial más allá de los vaivenes de las victimas.
El giro en la intervención policial, la orden que cuando desaparece una chica no se esperen cuarenta y ocho horas para iniciar su búsqueda, el cumplimiento de las custodias policiales permanentes cuando se trata de una víctima de violencia de género en alto riesgo y la distribución de cien botones de pánico domiciliarios en la Ciudad de Buenos Aires, que pueden proteger a la victima de una agresión y grabar prueba, son algunas de las nuevas políticas de género para enfrentar la violencia.
“Este sistema de alerta, a diferencia de otros que ya están siendo utilizados por otras jurisdicciones judiciales y en la misma ciudad de Buenos Aires, tiene la particularidad de contar con un sistema de localización georreferenciada inmediata, además de grabar los audios de ambiente ante su activación y funcionar como prueba”, explica la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, que cuenta con seis expertas en género dentro de su equipo y se suma a la consigna “Ni una menos”.
–¿Cómo se incorpora el concepto de inseguridad íntima donde las mujeres corren riesgo en sus relaciones personales y dentro de sus hogares?
–Todos los problemas de seguridad son una responsabilidad del Estado, pero también una construcción colectiva. Venimos trabajando, a partir del acuerdo de seguridad democrática del 2009, con el control político de las fuerzas, la mayor incorporación de tecnología, formación y capacitación. Y el fortalecimiento de la inteligencia criminal para delitos complejos como el narcotráfico y la trata de personas.
–¿Qué se hace con la violencia que sucede puertas adentro?
–Es necesaria mayor inclusión, mayor educación y acceso a derechos. Con algunos éxitos y varios fracasos hemos trabajado qué pasa en los hogares con las mujeres y cómo trata la fuerza policial una denuncia. Así como la sociedad y los medios se están concientizando también la policía. Hay una articulación con el poder judicial que es necesario e importante para el seguimiento de las causas y para las medidas de protección o de restricción de acercamiento para que con el botón antipánico que estamos instrumentando o que con una custodia se puedan cumplir. Cuando el ministerio articula con la comisaría, la fiscalía y la familia de las victimas el proceso funciona mucho mejor. Además del seguimiento de estos botones antipánico que hemos distribuido –por orden judicial– en la Capital Federal, con apoyo de psicólogos y abogados que le dan todas las herramientas que la mujer necesita. Siempre es un desafío.
–¿Cómo se hace para que no dependa de quienes asumen el 11 de diciembre que no se caigan las capacitaciones y controles a policías?
–Tienen que institucionalizarse estas líneas de trabajo para garantizar derechos para los ciudadanos. Este es el piso. Hay que tener protocolos escritos. En la escena del crimen del homicidio de una mujer primero hay que indagar sobre si fue un femicidio. También hay un protocolo de intervención en las oficinas de género de la fuerza para ver qué pasa con las oficiales de la fuerza que son víctimas de violencia o las esposas de los oficiales a los que se les saca el arma. Hay una articulación con el Registro Nacional de Armas que depende del Ministerio de Justicia. Damos por seguro que un oficial de la fuerza tiene un arma por su pertenencia a la institución policial, pero un golpeador civil también está inhabilitado para sacar un legítimo usuario y si lo tiene le avisamos a la Justicia.
–¿Cómo se hace para que no mueran más mujeres?
–Hay que empoderar a la ciudadanía y dar a conocer cuáles son las herramientas que tenemos y que hemos trabajado en estos tiempos. De todas maneras, hay que perfeccionarlas y mejorarlas porque las mujeres siguen siendo asesinadas.
–Todavía no hay cifras oficiales sobre femicidios, pero ¿considera que hay una reacción machista por el avance de las mujeres que tiene como ejemplo que hay presidentas en Argentina, Brasil y Chile?
–A mí me parece que sí. Yo no soy una especialista en la temática de género, pero lo vivimos en forma cotidiana. Incluso la Presidenta ha dicho que algunos de los derechos de las mujeres no han sido tan reivindicados como tienen que ser. Todavía no hay Ministerio de la Mujer. También las mujeres tenemos un desafío, como decía Perón en el cuarenta, de organizarnos. Perón decía que las mujeres podíamos salvarnos a los hombres a condición de no parecernos a ellos. Yo no le tengo que explicar a nadie que puedo ser mujer y ministra de Seguridad o experta en emergencias.
–Una de las cosas que se dicen de usted es que Sergio Berni es el ministro de verdad y usted una figurita. ¿Mito, realidad o un prejuicio porque es mujer y tiene un bajo perfil mediático?
–No tiene que ver con que sea mujer. A mí me tocó llegar a ser ministra en un momento complicado, en las crisis con las policías, en diciembre de 2013. Venimos trabajando juntos desde el Ministerio de Desarrollo Social. En el 2010 fui directora nacional de Asistencia Crítica y en 2012, cuando Sergio se hace cargo de la secretaría de Seguridad, vine como subsecretaría de Seguridad Ciudadana y después estuve en el área de emergencias en el ministerio de Defensa. Sergio tuvo un altísimo perfil que es parte de nuestro equipo. Nos dividimos así, tal vez tiene que ver con la personalidad. Su capacidad de trabajo es la capacidad de trabajo de todo el equipo. No hay ninguna cuestión de egos, ni que yo necesite un rol más mediático ni más político. La Presidenta sabe que somos un equipo de trabajo que se ha hecho cargo de una cartera muy sensible.
–¿Le teme al uso mediático de la inseguridad?
–Sí, se ha utilizado. Cualquiera de los delitos me duele. El riesgo cero no existe, es imposible acá y en cualquier parte del mundo. Antes de las elecciones de Uruguay y de Brasil hubo un permanente ataque mediático por cuestiones de inseguridad con connotación política. Es la economía o la inseguridad.
–El narcotráfico hace más vulnerables a las mujeres. Si una chica es abusada por un capo no se anima a ir a denunciar a la policía cuando se sienten rehenes de delitos. ¿Cómo se hace?
–La creación de los cuerpos de prevención barrial que es una policía que está dentro del barrio ha trabajado muchos temas de violencia de género o partos domiciliarios y estamos satisfechos.
–¿Es una disputa política hablar de inseguridad íntima porque también hay lobbies que buscan más presupuesto para cámaras y patrulleros?
..Es cierto que los homicidios se producen más entre conocidos o vecinos o familiares. No estoy desconociendo que no haya homicidios en ocasión de robo, que son dolorosísimos. Es interesante pensar en la inseguridad íntima y la discusión sobre la cuestión presupuestaria. Pero, desde mi gestión, tengo que invertir en patrulleros, camionetas, uniformes, chalecos antibalas, etc. Nosotros invertimos en patrulleros y tecnología de gps para saber dónde están los autos.
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