ECONOMíA › EN NOVIEMBRE, EL IPC SUBIO 0,2 POR CIENTO
Comer está muy caro
El índice de precios al consumidor registró en noviembre una suba de 0,2 por ciento en relación con octubre y acumula en el año un aumento de sólo 3,4 por ciento. Sin embargo, la canasta básica de alimentos (CBA), en base a la cual se miden los niveles de indigencia, mostró un alza muy superior: 1,1 por ciento, con fuertes incrementos en frutas y verduras. Desde la devaluación, la CBA se encareció 74,1 por ciento. Semejante salto explica que en la actualidad los niveles de pobreza e indigencia se encuentren en los máximos históricos.
La suba del IPC en noviembre estuvo motorizada, como en los últimos meses, por el incremento (del 0,6 por ciento) en el rubro alimentos y bebidas. Desde la salida de la convertibilidad los precios minoristas crecieron 45,8 por ciento, con una notable desaceleración de la inercia inflacionaria durante este año. A su vez, los precios de los alimentos y bebidas aumentaron 65,8 por ciento, con una suba de 5 por ciento en lo que va de este año. Mientras que en el rubro indumentaria la inflación acumulada supera el 70 por ciento, con un incremento del 7 por ciento durante el 2003.
De la apertura del informe difundido ayer por el Indec, surge que en noviembre las frutas aumentaron en promedio 4,2 por ciento, destacándose el incremento de 18,5 por ciento en el precio del limón y de 8,4 por ciento en la manzana deliciosa. La naranja, en tanto, se encareció 4,2 por ciento y los duraznos en conserva, 4,1 por ciento.
Entre las verduras, la papa aumentó 22,2 por ciento, el zapallo 20,6 por ciento y la zanahoria 3,8 por ciento. La lechuga bajó 18,8 por ciento y el tomate redondo, 12,9 por ciento.
En todos los casos anteriores, los precios se mueven con una marcada tendencia estacional, vinculada con las cosechas y los ciclos de exportación. Es decir que a esta altura del año siempre presentan un comportamiento similar. Algunos suben y otros bajan; o suben un mes y bajan al siguiente. Está en la sabiduría de los consumidores encontrar la manera de esquivar esa “inflación transitoria” para evitar un súbito encogimiento del poder de compra salarial.
Otras alzas importantes se registraron en vino común, 12,3 por ciento; margarina, 5 por ciento; y gaseosas cola, 4 por ciento.
Desde la devaluación, el incremento de la canasta básica de alimentos –que representa la dieta mínima necesaria para no ser considerado indigente– fue del 74 ciento, casi 30 puntos más que la inflación medida por el IPC. Semejante escalada explica que hoy casi un cuarto de la población viva bajo la línea de indigencia, y más del 50 por ciento no alcanza a comprar la llamada canasta de la pobreza, integrada no sólo por alimentos sino también por vestimenta y algunos servicios básicos.
Sea como fuere, con los números de noviembre en mano, todos los analistas apuestan a que la inflación minorista de este año rondará apenas el 3,6 por ciento, muy por debajo del 35 por ciento que en enero pasado proyectaba el FMI y del 22 por ciento que el propio Lavagna había incluido en el Presupuesto 2003. Para el año próximo, el Prespuesto 2004 prevé una inflación de entre 9 y 11 por ciento, pero Lavagna ya anticipó que “puede ser mucho menor”.