ECONOMíA › EL FMI INCLUYO CONSEJOS A LA ARGENTINA
EN SU INFORME DE PERSPECTIVAS MUNDIALES
No sólo de pronósticos vive el Fondo
En un documento anual, habitualmente dedicado a dar los pronósticos respecto de la evolución de la economía mundial, incluyó un capítulo particular para la Argentina, en donde vuelve a reflejar la demanda de los acreedores que quedaron afuera del canje, los exportadores que se quejan de las retenciones y de las privatizadas.
A pocos días de su reunión anual de primavera, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a la Argentina “normalizar” su relación con sus acreedores y agilizar el proceso de “reformas estructurales” pendientes. Los conceptos del FMI sobre la economía argentina fueron expresados en el informe de perspectivas mundiales, “World Economic Outlook” (WEA), difundido ayer en Washington. Se trata de un documento anual en el que el Fondo evalúa, con dispar suerte en los pronósticos, la evolución de la economía global. En el capítulo sobre Argentina, el WEA sostiene que si el país “persigue sostener la recuperación y reducir el desempleo, continuar con la prudencia fiscal que facilitará la reducción del endeudamiento, la eliminación de impuestos distorsivos y el aumento en el gasto social y en infraestructura”, necesitará “normalizar las relaciones con sus acreedores y un mayor progreso en materia de reformas estructurales”.
Como se ve, los equipos técnicos del FMI que redactaron el documento no se olvidaron de introducir en las “recomendaciones de política” los reclamos de ningún lobby. Siguiendo la letra estricta del informe, un arreglo con los acreedores que no aceptaron el canje no sería simplemente más carga de deuda en favor de quienes boicotearon la reestructuración, sino una panacea que permitiría solucionar casi todas las restricciones económicas. Incluso si se redujese la recaudación impositiva eliminando “impuestos distorsivos” –aquí el FMI recoge el reclamo del lobby exportador–, ello no entraría en contradicción con “la prudencia fiscal que facilitaría la reducción del endeudamiento”. Al parecer, deduciendo la coherencia interna del documento, la reducción de impuestos a los exportadores se compensaría con ajuste en las provincias. Pagar más deuda, además, no entraría en contradicción con aumentar el gasto social y en infraestructura. Puestos a redactar, los técnicos del Fondo son capaces de entrelazar las relaciones más asombrosas.
Para completar los reclamos de sectores específicos, el Fondo también demandó “un mayor progreso en materia de reformas estructurales”. En la Argentina de 2005, esto significa avanzar en la renegociación de contratos con las privatizadas (aumentos de tarifas), más compensaciones a los bancos y ajuste en las provincias.
Dejando de lado las ya típicas recetas vinculadas a los reclamos de los intereses sectoriales más variados, el WEA también presentó predicciones sobre la evolución de las principales variables macroeconómicas. Según el trabajo del FMI, “la fuerte recuperación” del producto argentino continúa; “creció un 9 por ciento en 2004 con negocios de inversión que crecen con solidez”. Para el corriente año, el crecimiento sería del 6 por ciento, mientras que en 2006 se reduciría al 3,6 por ciento.
Pese a que “la inflación se ha incrementado en los últimos meses, se espera que termine el año dentro de las metas propuestas por el Banco Central”, que habla de un techo de 8 por ciento. En concreto, el FMI prevé que los precios al consumidor terminen el año con una suba promedio del 7,7 por ciento. En general, todas las cifras, con pequeñas variaciones, están en línea con los rangos que se manejan en el Ministerio de Economía, la fuente principal de los datos que elabora el organismo financiero.
La cuenta corriente del Balance de Pagos, en tanto, registraría en 2005 un déficit del 1,2 por ciento del PIB. La causa principal del rojo externo en un contexto de continuidad –aunque con tendencia a reducirse– del superávit comercial, será el pago de deuda. El déficit de la balanza sería aun mayor en 2006; el 2,9 por ciento del producto.
En cuanto a América latina, el año pasado alcanzó su mayor crecimiento desde 1980, 5,7 por ciento gracias a los muy buenos resultados de Argentina, Venezuela y Uruguay, que se recuperan de recesiones “profundas”, y de Brasil y Chile, que según el FMI, se benefician de las buenas políticas de sus gobiernos.
Este año, la región seguirá creciendo acompañando el buen desempeño mundial, aunque sometida a algunos factores de inestabilidad, como su elevada deuda, la volatilidad del precio del petróleo y la posibilidad de la suba de tasas en Estados Unidos. El crecimiento de 2005 sería del 4,1 por ciento y del 3,7 el año próximo. Aunque positivos, estos valores estarán por debajo de la media mundial, que será del 4,3 por ciento este año y del 4,4 en 2006. La razón debe buscarse en el fuerte crecimiento que experimentará la economía China.
En el ranking regional, este año el mejor resultado será el 6,1 por ciento que crecerá Chile, seguido del 6 por ciento de Argentina. En tanto, México y Brasil alcanzarían el 3,7 por ciento. Para el FMI, la continuidad del crecimiento en la región responderá al buen entorno mundial, pero especialmente al buen desempeño del consumo y la inversión internos. El organismo se congratuló de que, a diferencia de los ’90, muchos gobiernos hayan aprovechado los resultados positivos para reducir sus endeudamientos. Sin embargo, la deuda “sigue alta y es una fuente significativa de vulnerabilidad”, concluyó.