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El Gobierno pagará las deudas del recordado “Plan Canje” sólo a las terminales automotrices que inviertan en nuevos proyectos en el país, y lo hará en seis cuotas a lo largo del próximo año y medio, en pesos y sin intereses. Según la resolución 238/2005 del Ministerio de Economía, publicada ayer en el Boletín Oficial, las deudas originadas en el plan de renovación vehicular que rigió entre 1999 y 2000 se reconocerán por un valor de 326,4 millones de pesos, de los 360 millones de dólares que reclamaban las compañías.
El pago de ese pasivo –que corresponde a la parte del descuento sobre el auto nuevo que pagaba el Estado– venía siendo solicitado con insistencia por las automotrices radicadas en el país, con el argumento de que las casas matrices lo exigían para autorizar nuevos desembolsos.
La resolución de Economía especifica que las firmas habilitadas para cobrar serán las que realicen o hayan realizado inversiones entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2006, pero aclara que “en ningún caso el monto a invertir a partir del 1 de enero de 2005 podrá ser inferior al 70 por ciento”.
La norma privilegia a compañías como Peugeot, Toyota, Volkswagen o DaimlerChrysler, que anunciaron importantes inversiones para producir nuevos vehículos en sus plantas argentinas. Sin embargo, fuentes de las automotrices que no realizaron grandes anuncios se mostraron “tranquilas” ante la posibilidad de computar inversiones de rutina para cobrar.
“Nosotros no anunciamos la instalación de una nueva plataforma, pero realizamos inversiones para aumentar la producción, así que creemos que no habría problemas en adherir al régimen de pago”, dijeron, por ejemplo, en Renault. Los directivos de Fiat, en cambio, esperan que las inversiones realizadas en su línea de motores se puedan computar para ingresar al plan de pagos. Pero la compañía con mayores acreencias sobre el Estado por el Plan Canje es Ford, cuya última inversión fuerte estuvo destinada a la pick-up Ranger y que tampoco anunció nuevos desembolsos en los últimos meses. Fuentes de la Secretaría de Industria, que conduce Miguel Peirano, destacaron el hecho de que la deuda fuera pesificada y sin ningún tipo de indexación. Y confiaron en que los pagos servirán para consolidar la reactivación del sector.