ECONOMíA › EL MINISTRO REFORMULO SU TEORIA DE SETENTISTAS Y NOVENTISTAS
Ni heterodoxo ni ortodoxo, lavagnista
El titular del Palacio de Hacienda convocó a no esperar milagros en la economía y abogó por la recuperación de la movilidad social ascendente. Resaltó la necesidad de una mayor inversión en infraestructura.
“En economía no hay milagros”, advirtió ayer Roberto Lavagna, antes de revelar su fórmula para lograr un crecimiento sostenido. “Podemos hacerlo sin hetorodoxias alocadas, pero también sin ortodoxias temerosas y paralizantes.” Su definición pareció una versión a-
ggiornada de la referencia a los “setentisas y noventistas” de hace tres semanas, cuando provocó un revuelo en el Gobierno. El ala política lo interpretó como un cuestionamiento a Néstor Kirch-
ner y el ministro del Interior, Aníbal Fernández, se encargó de responderle que el Presidente “no se quedó estancado en una década en particular” –por la del ’70– y que es él quien “manda” en el Ejecutivo. Lavagna volvió a insistir con su idea, pero evitando apelativos que reabran la confrontación y las versiones sobre su alejamiento.
El jefe del Palacio de Hacienda dio una conferencia en el Centro Argentino de Ingenieros, durante la cual planteó las grandes líneas de la agenda económica, luego de enfatizar que la crisis quedó atrás. “Debemos asegurar que la sociedad argentina vuelva a tener movilidad social ascendente, que además de sus aspectos puramente humanos y de justicia, es esencial para la estabilización política del país”, indicó. Fue un comentario que mostró distancias –otra vez– con las declaraciones de anteayer de Fernández sobre los piqueteros y la protesta social, ya que éste puso énfasis en la necesidad de terminar con esas manifestaciones antes que en ver cómo se resuelven los problemas.
“Estamos prácticamente a las puertas del Bicentenario –siguió Lavagna–. No podemos reescribir la historia de los últimos 30 años, pero sí podemos asegurarnos de que dentro de cinco años podamos decir que el país ha crecido sin interrupción desde abril del año 2002, 98 meses consecutivos”, se entusiasmó. Ante un auditorio colmado, el ministro dio un discurso político en el que abundó en detalles de la evolución positiva de las variables macroeconómicas que sacaron a la Argentina de “la crisis más importante de los últimos 150 años” y planteó los pasos que deben darse en el corto y mediano plazo para alcanzar el objetivo que propuso para el Bicentenario.
“Mirando hacia el futuro, lo que puede decirse es que por primera vez en varias décadas están dadas las ‘condiciones necesarias’, vean que no digo ‘condiciones suficientes’, para consolidar las tendencias actuales y evitar los clásicos arranques y frenadas de la economía argentina”, detalló. El jefe del equipo económico agregó que “no es imposible que logremos como sociedad pasar a las condiciones suficientes. Depende de nuestras acciones, las que hagamos por la negativa –para evitar errores del pasado– y las que hagamos por la positiva”. En este sentido, sostuvo que “es esencial llevar adelante un enorme esfuerzo inversor, público y privado, en las áreas de infraestructura, especialmente en materia de energía y transporte de carga, muy particularmente en ferrocarriles”.
El ministro remarcó la importancia de volver a desarrollar la red ferroviaria de carga. “Es hora de poner el acento” en este tema, dijo. “Inversión, capacidad de gerenciamiento, velocidad y frecuencia pasan a ser objetivos centrales para un país que está ampliando hacia su interior las fronteras productivas.”
Lavagna destacó la solvencia del programa económico en marcha. Recordó que planes de estabilización anteriores, como el Austral y la convertibilidad, mostraron grietas importantes antes de los tres años de vigencia. Ahora, en cambio, “estamos en un pico histórico en el nivel del PIB y del PIB industrial”. También afirmó que desde abril de 2002 la economía creció 26 por ciento. Por último, subrayó que “en tres años, las reservas monetarias se incrementaron en 25 mil millones de dólares”. Sostuvo que “pasamos de 9000 millones a dólares a 34.000 millones”, aunque después aclaró que, de esa cifra, “usamos 12.000 millones para cancelar deuda con organismos internacionales, lo que hace que el neto (de reservas) sea de 22.000 millones de dólares”.