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La industria curtidora reconoció implícitamente el bajo precio pagado por los cueros crudos a los frigoríficos. Ayer firmó en la Secretaría de Agricultura un acuerdo para pagar un 5 por ciento más durante 150 días, pero facturándolo aparte, como “aporte solidario”. También se comprometió a no trasladar a precios este aumento en su materia prima.
Desde que el Gobierno comenzó a firmar acuerdos de precios con distintos sectores, los frigoríficos arguyeron que una de las razones que motivaban los aumentos de la carne se originaba en la necesidad de compensar los bajos precios recibidos por los cueros crudos. Eduardo Wylder, presidente de la cámara de la industria curtidora, rechazó el razonamiento y sostuvo en su momento que “una variación de 10 por ciento en el kilo de cuero se traduce en 4 centavos por kilo de carne”. La afirmación permite concluir que, tras el acuerdo firmado ayer, el precio de la carne debería bajar 2 centavos el kilo. El reclamo de los frigoríficos apuntaba en realidad contra el régimen de promoción de los curtidores, que se basa en retenciones extra del 5 por ciento para las exportaciones de cuero, que se suman al 10 que pagan todas las materias primas. El pedido de la industria de la carne había sido que se les permitiera exportar 1 millón de cueros crudos. Más allá del debate en el interior del subsistema, lo cierto es que los precios internacionales del cuero están en baja.