ECONOMíA › MENEM PROPUSO “VOLVER AL 1 A 1” Y DOLARIZAR
Saudades del “deme dos”
Por Maximiliano Montenegro
Con una licuadora en una mano y un pasaje a Miami en la otra, Carlos Menem propuso “volver al 1 a 1 y dolarizar todo”. Algunos economistas evitaron cualquier reflexión al respecto, con la excusa de que los dichos del ex presidente “son como decir: me quiero casar con Claudia Schiffer”, afirmación que merecería, una vez más, una única conclusión sobre el autor. Pero aun así tratemos de descifrar el exabrupto.
En principio, volver al 1 a 1 y dolarizar es de por sí contradictorio. Cuanto menos cuesta el dólar, más reservas son necesarias para “dolarizar” la economía. Con los actuales 25.000 millones de dólares de reservas y 55.000 millones de pesos de base monetaria, sólo se podría “dolarizar” (canjear por dólares los pesos en los bolsillos de los argentinos más los que están en depósitos a la vista) a 2,20 a 1. Si se quisiera trocar, además, los 83.000 millones de pesos en depósitos a plazo fijo, el número sería 5,40 pesos por cada dólar.
Ahora bien, supongamos que, por arte de magia, mañana volviéramos al 1 a 1. De un día para otro el salario promedio de la economía pasaría de los 1000 pesos a los 1000 dólares. El ingreso per cápita de los argentinos saltaría de los actuales 4000 dólares a 12.000 dólares, mucho más cerca de los niveles de los países desarrollados. Sufriríamos un aluvión de importaciones no sólo chinas y brasileñas, sino también de otros orígenes, con el consiguiente cierre de fábricas “no competitivas”. Los empresarios, que hoy se quejan de los reclamos “desmedidos” de salarios, seguramente ofrecerían recortarlos nominalmente con mejores argumentos. Y volveríamos al déficit comercial (más importaciones que exportaciones) de los noventa. Los argentinos gastarían más dólares de los que generan. Para mantener ese esquema, alguien debería financiarlo: ¿el FMI, el Banco Mundial, los acreedores privados, Chávez con sus petrodólares, ex funcionarios menemistas con dólares en Suiza?
No hay otra: las dos veces en la historia reciente que Argentina convivió con un dólar barato o un peso sobrevaluado fue a costa de un crecimiento explosivo del endeudamiento externo. Con la tablita de Martínez de Hoz la deuda se cuadruplicó, con la Convertibilidad se duplicó. Sin embargo, a diferencia del pasado, hoy tanto los organismos internacionales como los inversores privados no parecen estar dispuestos a financiar grandes déficit comerciales. La única excepción, claro, es Estados Unidos. Pero ellos son los dueños de la pelota: emiten la moneda que es reserva de valor mundial.
Todos los argentinos quisieran ganar el triple en dólares. Pero salvo que Menem devolviera todo lo que se llevó, sería imposible.