ECONOMíA › POLEMICA EN EL DIRECTORIO DEL BCRA SOBRE LAS “METAS DE INFLACION”
Esquivar las trampas de la city
En el Banco Central se abrió el debate sobre cuál debería ser la estrategia monetaria para el próximo año. Esa política es clave para defender la actual paridad cambiaria y para aumentar reservas.
Por Claudio Zlotnik
El Banco Central se está preparando para un 2006 distinto. En el directorio se generó un fuerte debate sobre la estrategia monetaria para el próximo año. Un grupo de directores está propiciando un golpe de timón y archivar las recetas más ortodoxas. Está en juego la manera en que la autoridad monetaria acompañará la marcha de la economía, que promete volver a mostrar una importante expansión el próximo año. Ayer, Martín Redrado extendió la discusión a los economistas de la city.
La polémica luce interesante. Desde la salida de la crisis, el Banco Central se rige por un modelo conocido como “Metas de inflación”. Consiste básicamente en proyectar la evolución anual de los precios y anclar esas expectativas al dinero que está en poder del público, las empresas y los bancos (Base Monetaria). Se parte del principio que si la cantidad de dinero no se aleja del objetivo, ese es un buen reaseguro para que la inflación se mantenga contenida. Un desvío de la pauta monetaria debería gatillar una suba de la tasa de interés para encarrilar la situación.
El FMI es un defensor de las “Metas de inflación”. De hecho, el organismo lanzó ayer un informe lleno de elogios a ese modelo.
Redrado heredó este modelo de su antecesor, Alfonso Prat Gay, y este año proyectó una inflación máxima del 8 por ciento anual y una base monetaria de casi 57.000 millones de pesos. Según la teoría, la mayor inflación (se espera 10,5/11,0 por ciento en el año) debió gatillar un aumento de las tasas de interés. Redrado se abstuvo de hacerlo, salvo en contadas ocasiones. En cambio, mantuvo a raya la cantidad de pesos en circulación, algo que es objetado por varios directores de la autoridad monetaria.
En el directorio quieren cambiar el modelo y Redrado tendrá que definir su posición. El temor de algunos funcionarios residen en seguir atados a una visión ortodoxa de la política monetaria que termine poniendo trabas a la expansión de la economía. El jefe del BCRA coincide en que el salto inflacionario de los meses anteriores fue ajeno a la estrategia del Central. Ahora habrá que ver si respalda el planteo que le hicieron los directores más afines a Roberto Lavagna. El borrador que ya se empezó a discutir en distintas reuniones informales de directorio es el si-guiente:
- Coordinar las proyecciones económicas con el Palacio de Hacienda. Se critican, por conservadoras, a las metas de este año. La sospecha es que en algunos momentos del año se produjo un stress financiero que se correspondió con una suba de las tasas. Y que habría espacio para una mayor emisión, ya que la demanda de dinero viene aumentando por la propia dinámica del crecimiento económico.
Esta visión se choca con el postulado de los más ortodoxos de que el Central debe manejarse de manera independiente. Una idea que esconde la voluntad de esos sectores de poner a la autoridad monetaria al servicio del sistema financiero y no de la economía en general.
- Se presenta un esquema más amplio, que no sólo tenga en cuenta la meta inflacionaria sino, sobre todo, otras variables económicas. El plan monetario del Banco Central debe contemplar el crecimiento de la economía y el nivel de desempleo y salarios, por citar algunas variables clave. La idea principal es quitarle protagonismo a la inflación porque, de ser así, se correría el riesgo de enfriar la economía.
- Acumulación de reservas. En este punto hay consenso. La premisa es que el Central continúe con su plan estratégico de aumentar la cantidad de divisas en su poder. Martín Redrado ya expresó que el nivel óptimo, tomando en cuenta la experiencia internacional, es de 32.000 millones de dólares. En la actualidad rondan los 26.000 millones.
- Dólar. A diferencia de lo que ocurre con el modelo de “metas de inflación”, el BCRA debe comprometerse con un tipo de cambio competitivo con las intervenciones en el mercado que sean necesarias.
El Banco Central versión 2006 estuvo analizándose ayer a la mañana entre Redrado y un grupo de nueve economistas de la city. Más allá de losmatices, hubo consenso en que debe aceitarse la relación entre el BCRA y Economía.