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Uruguay no quiere pactar con Bush por los subsidios

El canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, sentenció que “es imposible” un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Lo dijo luego de que Néstor Kirchner pidió flexibilidad con el gobierno de Tabaré Vázquez.

Primero que sí, después que no, después otra vez que sí y ahora otra vez que no. El gobierno uruguayo no se termina de definir. La última versión, que ayer estuvo en boca del canciller Reinaldo Gargano, es que no buscará un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. La razón es que ese país aplica una política proteccionista que “hace imposible que el tratado exista”. “El tema está cerrado”, prometió el ministro. Pero lo más llamativo fue que esa definición se produjo al día siguiente de que Néstor Kirch-

ner justificara las negociaciones de Uruguay por ese convenio. Más aún, el presidente argentino pidió “flexibilidad” para que el socio del Mercosur haga su camino sin sufrir por ello ningún castigo. Lula da Silva estuvo de acuerdo, Hugo Chávez también, pero ahora desde Montevideo dicen que el acuerdo no les interesa. En cambio, piden que Brasil y Argentina otorguen ayuda inmediata a su país.

Además de Gargano, la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, se involucró en la discusión. Enfatizó que el gobierno de su país hizo “una apuesta muy importante por el Mercosur, máxime ahora que tendrá nuevos integrantes”. “Es una apuesta muy fuerte –agregó– a la integración latinoamericana y a la Patria Grande, como es parte de nuestra conciencia nacional.”

Sin embargo, dentro del gobierno uruguayo existen posiciones encontradas por este tema. El ministro de Economía, Danilo Astori, impulsa el tratado y en algún momento pareció conseguir el apoyo del presidente Tabaré Vázquez. De hecho, el último lunes el mandatario instruyó al Consejo de Ministros que analice “sin prejuicios” las ventajas y desventajas de la asociación con Estados Unidos. Esa actitud generó malestar en el gobierno argentino, pero en lugar de confrontar, Kirchner eligió descomprimir el conflicto. En parte, esa decisión estuvo fundada en una evaluación de la situación política interna en el país vecino. La confrontación con los poderosos del Mercosur le valió al gobierno de Tabaré un fuerte apoyo de la ciudadanía. Mientras más se tensara la cuerda, más difícil sería el retorno.

En un primer momento, en cambio, Brasil había amenazado a Uruguay con dejarlo afuera del Mercosur si avanzaba con las gestiones con el gobierno de Bush. Lo amparaban los estatutos del Mercosur, que así lo establecen.

Pero ahora es Uruguay el que dice que no quiere avanzar. Para explicar esa decisión, Gargano recordó la postura de Tabaré durante la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, en el sentido de que Estados Unidos “protege de tal forma su agricultura que hace imposible que el tratado exista”. “Lo que ha dicho el presidente de la República sobre el ALCA fue que existían condiciones en Estados Unidos que volvían prácticamente imposible la conveniencia de lograr el Tratado de Libre Comercio”, añadió.

En la misma línea, el canciller resaltó que Estados Unidos dictó leyes que permiten otorgar subsidios a los productores agrícolas y a la exportación, lo que creó un conflicto de intereses con su país en el tema del arroz, que ahora es estudiado por un tribunal de la Organización Mundial del Comercio (OMC). También indicó que la Comisión Conjunta de Comercio e Inversiones, creada entre Uruguay y Estados Unidos en 1998, se reunió cuatro veces en ocho años, “lo que demuestra el escaso interés que se tenía en comerciar” con Washington.

Por otra parte, el canciller consideró como una declaración “de buena voluntad” las manifestaciones de Kirchner durante su visita a Brasil de que si a Uruguay “le conviene el tratado, que lo haga”. De todos modos, Gargano no se olvidó de los reclamos: dijo que es necesario que los socios grandes del Mercosur se comprometan “de verdad” con los pequeños. Para ello pidió a Argentina y Brasil que se ponga en marcha el fondo estructural acordado en Asunción en junio de 2005. “Acordamos crear un fondo estructural de 100 millones de dólares para distribuirlo en 2006, de los cuales 58 fueran para Paraguay, 32 para Uruguay y el resto a repartirse entre Argentina y Brasil, eso tiene que ejecutarse ya”, afirmó el canciller.Arismendi, en tanto, negó que el gobierno de su país haya intentado llamar la atención del Mercosur al anunciar el inicio de negociaciones con Washington. “El gobierno uruguayo no tuvo interés de llamar la atención de nadie con esto, fue una opinión personal que dio en todo caso el ministro de Economía”, aseguró.

La ministra de Desarrollo Social, que está enrolada en las corrientes más progresistas del Frente Amplio, sostuvo que “no es la opinión del Consejo de Ministros, que tal y como lo expresó el canciller Gargano, tiene una opinión unánime, que es la del programa (electoral)”, añadió. “Claramente, y eso se votó en un congreso, por lo tanto es norma para todos nosotros, que no estamos de acuerdo con el acuerdo de libre comercio, porque además de libre no tiene nada”, completó. Por último, sostuvo que el día que Estados Unidos le quite toda la protección a sus productos agrícolas el gobierno de su país podría “quizá” ponerse a conversar, “porque la reciprocidad y la igualdad de condiciones es un chiste”.

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Reinaldo Gargano, canciller de Uruguay, descartó un acuerdo con Estados Unidos por su “proteccionismo”.
 
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