Sábado, 21 de enero de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › INGRESO DESDE EL MAR Y NADO FRENTE AL PARLAMENTO
Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Siempre hay una primera vez. Las autoridades británicas se vieron ayer envueltas en una operación que nunca habían afrontado antes: salvar a una ballena que se había introducido por la noche en el río Támesis y a media mañana nadaba ansiosa y desorientada frente al Parlamento de Westminster. Los expertos intentaban anoche llevarla río abajo hacia la desembocadura, pero el cetáceo, desorientado por la escasa profundidad del río, el ruido y los cambios de marea, nadaba a veces hacia el mar y a veces hacia el interior.
Es la primera vez que se tiene noticia de que una ballena haya alcanzado el centro de Londres. Se trata, además, de un ejemplar poco común, una ballena norteña de nariz de botella, que suele habitar en las profundas aguas del Atlántico Norte y viaja en grupos de tres a diez ejemplares. La ballena del Támesis parece un ejemplar bastante joven dada su moderada talla: algo menos de cinco metros, cuando el ejemplar adulto suele medir hasta 10 metros. Su presencia en el río es algo excepcional porque estas ballenas no suelen habitar aguas que no tengan al menos 800 metros de profundidad. Son capaces de bajar hasta 3000 metros y aguantar hasta dos horas sumergidas.
La noche anterior fueron avistadas tres ballenas al Este del estuario del Támesis, aunque sólo una entró río arriba. Ayer por la tarde, una segunda ballena de mayor tamaño nadaba cerca de la desembocadura. Algunos expertos creen que puede ser la madre del ejemplar perdido. Alan Knight, presidente del cuerpo británico de salvavidas y buceadores marinos, que acudió al rescate del animal, cree que ambas ballenas son capaces de comunicarse a pesar de que las separaba una distancia de casi 50 kilómetros. “Es posible que la ballena que se encuentra en el río esté lanzando llamadas tan desesperadas que la otra ballena acabe decidiéndose por entrar río arriba”, declaró.
La ballena fue avistada por primera vez por un viajero que pasaba en tren por la orilla del Támesis. “No sé si estoy alucinando, pero me parece haber visto una ballena en el río”, le comentó por teléfono a los servicios de emergencia. A media mañana, centenares de curiosos se acercaron atraídos por los comentarios de los medios. Los servicios de rescate, en tanto, intentaban llevarla hasta mar abierto.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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