A pesar de que América latina atraviesa una etapa expansiva “casi sin precedentes”, el crecimiento está en peligro por discursos y políticas “intervencionistas”. El razonamiento, muy conocido, pertenece al grupo BBVA, controlante en Argentina del Banco Francés. La constatación de que la región logró revertir su crisis con políticas opuestas a las que recomendaba la ortodoxia económica no fue suficiente para los técnicos de la entidad, que siguen insistiendo con las recetas más duras. Su mayor preocupación en este momento es el gobierno de Bolivia.

El departamento de estudios de la entidad presentó ayer en Madrid su último documento. Allí se afirma que América latina crecerá este año 4,1 por ciento en promedio. Argentina estará al tope de la lista, con una suba de su PIB del 7,0 por ciento. Más atrás quedarán Chile con 5,6 por ciento, Perú (4,7), Colombia (4,4), Venezuela (4,1), Brasil (3,4) y México (3,0). Aunque estos últimos dos países tendrán una expansión más baja, para el BBVA son “ejemplares”. En particular, sus políticas monetarias restrictivas.

El autor del informe es José Luis Escrivá, para quien en los últimos años ha sido relevante la “ausencia de tensiones” en los procesos políticos, que se generalizó y dio certidumbre a la economía, así como el hecho de que las sociedades de estos países reconozcan la importancia de la estabilidad macroeconómica y la ausencia de “desbordes” fiscales. Sin embargo, consideró que habrían sido posibles políticas “más ambiciosas”, que abordasen reformas estructurales, y advirtió sobre la necesidad de que todos los gobiernos entiendan que el crecimiento económico viene dado por las economías de mercado y liberalizadas.

En este sentido, añadió que las políticas redistributivas de la riqueza, que defienden gobiernos como el nuevo de Bolivia “no deben confundirse con un excesivo dirigismo”. Además, recordó que en el caso de Bolivia se trata de un país “muy necesitado de inversión extranjera”, por lo que se mostró convencido de que “cuando la situación se serene”, y el gobierno de Evo Morales se ponga en marcha, “se impondrá el sentido común” y se tratará de combinar las políticas redistributivas con la necesaria participación del capital externo.

También en este sentido se pronunció el economista jefe para Latinoamérica y los mercados emergentes del Servicio de Estudios, Luis Carranza, quien dijo que aunque determinados gobernantes o candidatos pueden tener “discursos altisonantes”, las exigencias fiscales y la propia globalización económica “restringen su campo de acción”.