Viernes, 27 de enero de 2006 | Hoy
ECONOMíA › EL ARTICULO QUE PROVOCO LA REACCION DE REPSOL
El flamante ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Andrés Soliz Rada, publicó el pasado lunes 16 un artículo en el “site” Bolpress donde fija claramente posición sobre la cuestión de las reservas y la postura de Repsol. A continuación, un resumen de aquel artículo:
La terminología jurídica ha sido enriquecida con un nuevo concepto que haría palidecer de envidia a los más connotados jurisconsultos de nuestro tiempo. La petrolera Repsol hizo saber que había inscrito como propias las reservas de gas que controla en Bolivia en la Bolsa de Valores de Nueva York bajo la denominación de “concesiones soberanas” (El Diario, de La Paz 15/01/06). La concesión es sólo una autorización temporal y restringida que concede el Estado a particulares para explotar recursos naturales o servicios. La soberanía, en cambio, es el poder supremo que tiene un Estado dentro de una nación, el cual no está sometido, en su territorio, a ningún organismo ni a otra nación. Decir “concesión soberana” es tan absurdo como hablar de un cuadrado redondo.
Según el ex consultor del Banco Mundial Ramiro Víctor Paz Cerruto, hijo del cuatro veces ex presidente Víctor Paz Estenssoro, la Reglas 4 - 10 de la regulación s - x del Securities and Exchange Comission (SEC) de EE.UU., que supervisa el funcionamiento de la Bolsa, dice que “sólo pueden considerarse reservas probadas de hidrocarburos aquellas cuyo análisis de ingeniería y geología demuestren que pueden ser recuperadas (con un 90 por ciento de probabilidades) de reservorios existentes, que cuenten con un Mercado asegurado por un Contrato de compra venta (La Prensa, 30/01/05).
Sobre esa base, denunció la colosal estafa que estuvo a punto de cometer el consorcio Pacific LNG, integrado por British Gas, British Petroleum y Repsol-YPF, además de la comercializadora Sempra, que, supuestamente, debía vender gas boliviano a EE.UU., mediante barcos metaneros, a través de un puerto chileno. Según Paz Cerruto, el proyecto jamás existió, ya que el único objetivo de las petroleras, además de favorecer a sus filiales en Chile, era mostrar a la SEC el contrato firmado por Bolivia con destino al mercado estadounidense, a fin de inscribir como suyos los 48 trillones de pies cúbicos de reservas probadas y probables que tiene el país.
Repsol ha dicho que las “concesiones soberanas”, existentes en Argentina, Libia, Argelia e Irán son también inscritas a su nombre. Habrá que esperar la reacción en esos países, pero, en Bolivia, la Constitución Política del Estado, en su artículo 139, dice: “Los yacimientos de hidrocarburos, cualquiera sea el estado en que se encuentren o la forma en que se presenten, son de dominio ‘directo, inalienable e imprescriptible del Estado’. Ninguna concesión o contrato podrá conferir la propiedad de los yacimientos de hidrocarburos...”
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