Jueves, 14 de septiembre de 2006 | Hoy
ECONOMíA › LA SECRETARIA DE ENERGIA INFORMO QUE SE PRODUJO UNA FUERTE BAJA EN 2005
El último dato oficial refleja un importante retroceso de casi un año en las reservas de petróleo y de 1,6 en las de gas. Ahora alcanzan para 8,2 y 8,6 años, respectivamente. Antes de la privatización de los hidrocarburos había gas para 35 años.
Por David Cufré
Las reservas de petróleo y gas sufrieron una fuerte caída. De acuerdo con datos oficiales que acaba de publicar la Secretaría de Energía, las primeras alcanzaban a fines de 2005 para cubrir 8,2 años de consumo. Un año antes, al 31 de diciembre de 2004, había crudo para 9,1 años. La situación en el gas es todavía peor: la baja fue de 10,2 años en 2004 a 8,6 años en 2005. Los datos permiten extraer dos conclusiones: la primera es que la tendencia de disminución de reservas que comenzó con la privatización de los hidrocarburos no se detiene y, en segundo lugar, los problemas en el campo energético son cada vez más profundos y extendidos. El Gobierno viene advirtiendo a las petroleras de que podría aplicarles duras sanciones si no invierten, pero no consiguió con ello frenar el derrumbe.
El informe oficial es del 22 de agosto último. Las reservas comprobadas de petróleo retrocedieron entre 2004 y 2005 un 11,4 por ciento (de 393,9 millones de metros cúbicos a 349,1 millones, hasta el final de la vida útil de los yacimientos), mientras que las probables lo hicieron un 2,0 por ciento (de 156,4 millones a 153,3 millones). Las bajas en el gas fueron más notables, de 19,0 por ciento en las reservas probadas (de 541,8 miles de millones de metros cúbicos a 438,9 miles de millones) y del 5,3 por ciento en las probables (de 262,7 miles de millones a 240,8 miles de millones).
Al momento de las privatizaciones, había reservas de gas para 35 años y de petróleo para 13. El constante drenaje coincidió con la política de las principales empresas, avalada por los distintos gobiernos, de incrementar sus exportaciones. El ejemplo más contundente de esa estrategia es que en los últimos quince años se tendieron nueve gasoductos para llevar el fluido a Chile y no se construyó ningún gasoducto troncal para el mercado interno. El 40 por ciento de la población argentina carece de gas natural, entre ellos, amplias zonas del conurbano bonaerense, el norte de Santa Fe y la mayor parte del Noreste y Noroeste.
Félix Herrero, experto del grupo Moreno que pide la prohibición de las exportaciones de hidrocarburos, señaló que Repsol YPF tiene una muy baja tasa de recomposición de reservas, de sólo el 18 por ciento. Esto quiere decir que repone con nuevas inversiones en exploración apenas ese porcentaje de todo lo que extrae. “Las grandes petroleras del mundo superan el 100 por ciento”, comparó Herrero. También se quejó porque el Gobierno mantiene el sistema de registración de reservas que fue establecido durante el menemismo: que las empresas las informen por simple declaración jurada.
Un grupo de seis empresas de consultoría internacional auditan esos datos. Nunca hicieron correcciones importantes a esos datos. El único cambio que introdujo la actual administración fue obligar a las petroleras a revelar sus reservas una vez al año, en lugar de cada dos años como era anteriormente. Pero el Ejecutivo nunca accedió a la intervención de otros auditores ni avanzó para crear un cuerpo de inspección estatal. Aquella única modificación se produjo luego de que Repsol YPF hizo un recálculo de sus reservas mundiales a partir de la amenaza de Bolivia de denunciar a la compañía ante la Bolsa de Nueva York, porque estaba computando como propias reservas concesionadas. En Argentina, eso se tradujo en una caída de las reservas del principal yacimiento de gas, Loma de la Lata, en más de un 20 por ciento.
Aunque las reservas de petróleo alcanzan supuestamente para 8,2 años y las de gas para 8,6, entre los especialistas se debate en qué momento el país se convertirá en importador neto. En la actualidad, todavía se exporta más de lo se importa. Esa situación podría cambiar en dos o tres años, según visiones más o menos pesimistas, pero en todos los casos el diagnóstico es preocupante. Herrero advirtió que “las petroleras utilizan la crisis que ellas mismas provocaron para pedir beneficios en nuevos proyectos de exploración”. Según su visión, la nueva Ley de Hidrocarburos que ayer debatió la Cámara de Diputados (ver página 4) “les hace el juego” a esos intereses. “Las empresas obtienen exenciones y rebajas impositivas para nuevos proyectos, cuando en el mundo la tendencia es cobrarles más a las petroleras por la suba del precio internacional”, comentó el especialista. En ese sentido, mencionó que Rusia y Argelia acaban de aumentar los impuestos a las empresas que operan en esos países.
La retracción de reservas de petróleo y gas, reconocida por la Secretaría de Energía, se produce en el mismo momento en que se profundizan las dificultades en el mercado eléctrico y se acumulan denuncias de desabastecimiento de gasoil. Todo el cuadro energético aparece como una eventual limitante al crecimiento económico, por lo menos al ritmo de 8 o 9 por ciento anual de los últimos cuatro años.
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