Una exhibición de caricaturas sobre el Holocausto resultó ser un fiasco en Teherán tres semanas después de su inauguración, a pesar de un comienzo que causó un furor internacional. Según los funcionarios de la galería, atrajo a audiencias de menos de 300 personas por día la primera semana, y luego, ahora, sólo 50 por día. A la mayoría que se les pregunta en el centro de Teherán dicen que no han oído hablar de la exhibición e insisten en que el Holocausto fue un hecho histórico. “Estoy seguro de que el Holocausto fue verdad, me enteré a través de los diarios y la televisión”, dijo un ama de casa. “No sé por qué dicen que no sucedió. El judaísmo es muy distinto al sionismo. Es una religión de Dios.”

Varias de las caricaturas exhibidas sugieren que la matanza de seis millones de judíos en el Holocausto había sido exagerada o fabricada. Shahram Rezaei, un caricaturista iraní, dibujó soldados nazis poniendo una cadena de papel en una tumba común, implicando que estaban inventando las muertes. Algunos dibujos insistían sobre los estereotipos antisemíticos de avaricia, ambición y falsedad. Muchos otros dibujos aceptaban los horrores del Holocausto, pero decían que estaba siendo utilizado para justificar la brutalidad occidental en Medio Oriente. Uno del italiano Alessandro Gatto mostraba a un árabe triste detrás de los barrotes de una prisión, que se confundían en las rayas de la chaqueta de un campo de concentración. Muchos otros ni siquiera se referían al Holocausto, sino que mostraban el sufrimiento de los palestinos.

La exhibición fue el resultado de un concurso de caricaturas sobre el Holocausto destinada a mostrar el doble mensaje occidental sobre la libertad de expresión. La enojada respuesta de los occidentales a la negativa del presidente Ahmadinejad sobre el Holocausto pescó a muchos iraníes desprevenidos, mientras las caricaturas danesas burlándose del profeta Mahoma provocaban la ira en el mundo musulmán. La caricatura de Hossein Abed mostraba a la muerte montada sobre el esqueleto de un caballo, con un brazalete nazi. Su traje estaba hecho con la bandera danesa. Otro dibujo mostraba a un judío ortodoxo presionando la cara de otro hombre en un lago llamado “Libertad de expresión”. La figura judía sostenía un cartel que decía “Caricaturas de Mahoma” y el hombre ahogándose, otro que decía “Holocausto”.

La reacción de la comunidad judía de Irán, la más grande en Medio Oriente fuera de Israel, fue diversa. “Los judíos iraníes no le prestaron mucha atención, porque en realidad no está relacionado con nosotros”, le dijo al The Independent Haroun Yashyaie, el ex jefe de la comunidad judía en Teherán. “Los iraníes en general no son muy sensibles al tema del Holocausto, es más algo extranjero.” La mayoría de los trabajos eran de iraníes y árabes, pero también había algunos de Estados Unidos, Europa, Brasil, Corea y China.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, condenó la exhibición cuando visitó Irán a comienzos de mes. Les dijo a los funcionarios iraníes que el Holocausto era “innegable”. Los diarios iraníes conservadores respondieron explotando la supuesta amistad de Annan con un caricaturista israelí. Los funcionarios iraníes dijeron que la exhibición defendía la libertad de expresión. Pero ayer, el gobierno clausuró uno de los diarios reformistas más populares por una variedad de ofensas. Una de ellas fue la publicación de una caricatura donde el presidente Ahmadinejad aparecía como un burro. No se sabe cuándo reabrirá.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12

Traducción: Celita Doyhambéhère.