Martes, 14 de noviembre de 2006 | Hoy
El bono emitido por la provincia de Buenos Aires en un contexto de incendio económico formó parte de un proceso de lanzamiento de cuasimonedas para evitar una depresión aún más profunda. Ayer comenzó la cancelación final del remanente de esos papeles.
Por Claudio Zlotnik
La provincia de Buenos Aires empezó ayer a rescatar los últimos patacones que todavía circulan. Son un total de 48 millones de pesos. Para la gente que tiene los billetes en cuentas en el Banco Provincia, el trueque será automático. Con esta operación se pone fin a la historia de las cuasimonedas, emergentes de la peor crisis económica argentina.
La emisión de patacones alcanzó un total de 3317 millones de pesos. Una primera serie, clase A, fue de 614,7 millones. Después hubo otra, la B, por 2703 millones. La serie B perdió su poder cancelatorio a fines de 2003, tres años antes de su vencimiento. La primera emisión fue totalmente rescatada en julio del año pasado.
El patacón fue un bono emitido por la provincia de Buenos Aires y tuvo un rendimiento del 7 por ciento anual. Por cada título ahora se reconocen 1,35 peso. El total de 48 millones de pesos en patacones existentes se encuentran distribuidos de la siguiente manera:
- 9,7 millones están en 54.900 cuentas de haberes de empleados públicos provinciales y en otras 4500 cuentas de particulares. Significa que en cada cuenta existe un promedio de 163 patacones. En general, se trata de clientes del Banco Provincia que, al momento del canje del año 2003, no fueron al banco a retirar sus patacones y quedaron en las cuentas. Sus dueños no pudieron volver a tener contacto con los patacones hasta ayer, momento en que operó el vencimiento del bono.
- Otros 16 millones de pesos en patacones están en poder del Banco Provincia. A través de un asiento contable con la provincia, esos títulos se canjearán por pesos.
- Alrededor de siete millones ingresaron al Bapro fuera de término para el canje y quedaron desde aquella época en una cuenta de la entidad financiera.
- Se calcula, finalmente, que unos 15 millones quedaron fuera del sistema financiero, en manos de ahorristas, y se desconoce si éstos aún los poseen. Hernán Lorenzino, director provincial de Financiamiento, dijo ayer que el canje se podrá efectuar en todas las sucursales del Bapro.
Las personas que tengan hasta 500 patacones podrán cambiarlos en forma automática. En cambio, si supera ese monto habrá que llenar un formulario para que el Banco Provincia realice las verificaciones. Ese trámite demandaría entre 48 y 72 horas.
La desaparición de los patacones cierra en forma definitiva un capítulo clave de la última crisis. Las cuasimonedas, que en un primer momento se lanzaron tímidamente para cumplir con los pagos a los empleados públicos, se convirtieron rápidamente en contribuyentes fundamentales para evitar que la depresión económica fuera más dramática. Además de los patacones, circularon otras cuasimonedas. El Lecop, los Federales, Lecor y otros billetes sirvieron para esquivar el corsé de la convertibilidad y oxigenar una economía que se había quedado sin herramientas para empezar a dar vuelta la situación. En total, por la economía circularon cuasimonedas por unos 7600 millones de pesos.
La convertibilidad y los ideólogos de la city habían limitado toda discusión sobre la posible salida de la crisis a un solo término: ajuste. Después de la devaluación, la inexorable llegada de los patacones sirvió también para derribar el mito de que no se podía emitir porque era inflacionario. Quedó claro que las cuasimonedas se convirtieron en una herramienta útil para volver a poner en marcha una economía que había quedado devastada y maniatada por la crisis y el uno a uno.
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