El Gobierno volvió a financiarse a la tasa de interés más baja desde 1994. Ayer colocó un bono por 500 millones de dólares con vencimiento en 2013 al 7,71 por ciento anual, el mismo costo que había conseguido hace tres semanas. Néstor Kirchner valoró la operación financiera. Volvió a recomendarles a los analistas de la city que “estudien” y acusó que en la Argentina “hay empleados de consultoras internacionales que tratan de generar opiniones para encarecer las tasas”.

Las críticas del jefe de Estado, destinadas tanto a las consultoras y bancos de la city como a periodistas especializados, se debe a que distintos informes consignaron que Economía tendría problemas para colocar el Bonar. También guardan relación con la crisis en el Indec. Después de la intervención oficial en el Instituto se produjo un ajuste de precios en los bonos nominados en pesos indexados. Las turbulencias cedieron en las últimas tres jornadas y esos papeles retomaron la tendencia alcista. La agitación en el mercado no había afectado mayormente a los títulos en dólares, que son los que el Gobierno emitió ayer a la tarde.

El contexto internacional también ayudó, desde que Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), descartara próximas alzas de las tasas de interés, e incluso dejó entrever que hasta podrían descender. Esa perspectiva juega a favor de los mercados emergentes, como el argentino. Eso quedó en evidencia en la licitación: varios bancos de inversión extranjeros se anotaron. El Deutsche lideró el ranking, al llevarse 212 millones de dólares en Bonar. Le siguieron el Río-Santander, el estadounidense JP Morgan, HSBC y el Citi.

El volumen de ofertas fue importante y cuadruplicó la emisión, al trepar a 2169 millones de dólares. En el Palacio de Hacienda no sólo había satisfacción por la tasa conseguida sino porque, además, el monto ofertado superó con amplitud los 1729 millones acercados por los bancos en la licitación de hace tres semanas. Este dato también fue ponderado por Kirchner durante su discurso.

El costo del financiamiento fue cayendo en los últimos meses. Hace cinco meses el Estado había afrontado el 8,4 por ciento anual. En noviembre, la tasa cedió al 8,03 por ciento. Y en las últimas dos operaciones se ubicó en el 7,71 por ciento anual. De esta manera quedó agotado el programa para colocar 2000 millones de dólares en Bonar, aunque cabe la posibilidad de ampliarlo para cubrir las necesidades financieras.

Con el resultado en su poder, Kirchner criticó a los consultores de la city. “Hay cosas que no resisten el archivo (...). ¡Todas las cosas que dijeron prestigiosos analistas y algunos periodistas sobre la licitación de bonos...! Hay que estudiar y prepararse”, afirmó el jefe de Estado. Acto seguido acusó, sin dar nombres, a consultores que juegan a favor de una suba de las tasas de interés.

El actual contexto financiero tiene sus paradojas. Pareciera que al Gobierno le conviene más endeudarse en dólares que en pesos. Le permite conseguir costos más bajos y evitar la indexación de la deuda pública. Los títulos nominados en pesos, surgidos en la última reestructuración de la deuda, están atados al CER. Por cada punto de inflación, al tipo de cambio actual, la deuda se engruesa en 545 millones de dólares.

Ayer fue otra jornada positiva en los mercados. Los bonos en pesos volvieron a avanzar: el Par lo hizo en un uno por ciento; el Cuasipar, un 1,5 por ciento; y el Discount, un 0,1 por ciento. Entre los dolarizados, el Discount subió 0,6 por ciento y el Par terminó sin variaciones. En este contexto, el índice de riesgo país se replegó hasta los 204 puntos, dos menos que en la jornada anterior. El escenario financiero tuvo un vuelco en las últimas tres sesiones. A comienzos de la semana, el riesgo país se situaba en 218 puntos.

Además de los fondos que recaude en el mercado voluntario de crédito, el Gobierno volvería a acudir a la billetera de Hugo Chávez para juntar billetes verdes. La versión extraoficial es que habría una nueva colocación de Boden 2012 a Venezuela y utilizar ese dinero para cerrar un trato para salir del default con el Club de París.