La perspectiva cada vez más firme de que la economía estadounidense se encamina hacia un ciclo recesivo golpeó fuerte a los mercados financieros internacionales. La imprevista suba de la tasa de desempleo desencadenó un derrape bursátil. En Wall Street, el índice Dow Jones cayó un 2 por ciento mientras que el panel tecnológico Nasdaq perdió 3,8 por ciento. La ola negativa se extendió a los países emergentes y a Europa, donde hubo retrocesos de hasta 2 por ciento, como en Londres. En Buenos Aires, la baja fue del 1 por ciento. En declaraciones a la prensa, George Bush admitió la posibilidad de una retracción de la economía y en Washington hay fuertes versiones de un inminente paquete de medidas para evitar esa caída. Habrá una nueva inyección de liquidez a los bancos, esta vez por 60 mil millones de dólares. También se descuenta una agresiva baja de la tasa de interés antes de que termine el mes.

“No podemos dar por sentado el crecimiento económico”, admitió Bush. El jefe de la Casa Blanca acababa de entrevistarse con su secretario del Tesoro, Henry Paulson, y con el presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense), Ben Bernanke. Durante la reunión evaluaron la preocupante situación de la mayor economía del mundo.

La caída de los mercados se inició a media mañana, no bien el gobierno norteamericano informó que el índice de desocupación se había elevado del 4,7 al 5 por ciento durante diciembre. Y que la economía apenas había creado 18 mil puestos de trabajo. Los datos resultaron peores que los esperados por el consenso de los analistas de Wall Street. La tasa de desocupación resultó la más alta en dos años (en aquel momento influida por el furioso paso del Katrina), mientras que la creación de empleo mensual fue el peor desde agosto de 2003, cuando George Bush aún transitaba su primera presidencia. Los analistas habían previsto una tasa del 4,8 por ciento y la oferta de 70 mil puestos.

La industria y la construcción fueron los sectores más expulsores de mano de obra. En este último caso, la crisis de los créditos hipotecarios resultó decisiva para el mal desempeño. El sector público y el comercio, influido por las fiestas de fin de año, impidieron que la tasa de desocupación fuera peor aún.

Tras el encuentro con Paulson y Bernanke, Bush recalcó que “los mercados financieros son fuertes y sólidos”, pero también admitió que existe “alguna incertidumbre” y que los indicadores económicos “son ambiguos”. “No podemos dar por sentado el crecimiento económico”, recalcó.

En Wall Street ya descartan una batería de nuevas medidas para evitar la recesión. La FED pondrá a disposición del sistema financiero 60 mil millones de dólares adicionales. También se empezó a descontar una rebaja de la tasa de interés internacional más agresiva. En reportes de ayer de bancos de inversión se mencionó que la FED abarataría el costo del dinero en medio punto, al 3,75 por ciento anual. Otro hecho importante es el que está preparando el propio presidente Bush. El mandatario se negó a adelantar en qué consistirá el paquete, pero se especula que habrá incentivos fiscales para impulsar la economía a pesar del nivel record de déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos.