Sábado, 5 de enero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › SU MENSAJE DE CAMBIO PRENDIO EN LOS ELECTORES
Por Antonio Caño *
El día que dijeron que nunca llegaría, según las propias palabras de Barack Obama en su victoriosa noche de Iowa, llegó. Un negro ganó por primera vez en la historia este importante arranque de las elecciones primarias y se sitúa, también por primera vez, como un serio candidato a convertirse en el próximo presidente de EE.UU. “En este decisivo momento de nuestra historia”, destacó Obama ante sus seguidores, “ustedes han permitido que ocurra lo que los cínicos decían que jamás ocurriría en este país”.
Para que eso pudiera ocurrir, para que un político de sólo 46 años casi desconocido hasta hace bien poco ganase con un amplio margen –37%– los caucus de Iowa, tuvo que producirse la derrota de una auténtica institución del Partido Demócrata norteamericano como es Hillary Clinton, que sólo pudo ser tercera, a nueve puntos de Obama y también algunos votos por detrás de John Edwards. Para que eso pudiera ocurrir, para que el hijo de un africano crecido políticamente en los barrios pobres de Chicago triunfase en un Estado con un 95% de población blanca, tuvo que registrarse una arrolladora confluencia de voto joven e independiente que llevó a las urnas en Iowa al doble de votantes demócratas –cerca de 240.000– que habían acudido hace cuatro años.
Para que eso pudiera ocurrir, para que el senador de Illinois que promete acabar con el poder de los grupos de interés en Washington y devolver la democracia a sus principios fundacionales saliera victorioso en un Estado rural y conservador, tuvo que confirmarse el masivo deseo de renovación de los votantes norteamericanos, que en Iowa prefirieron el cambio sobre la experiencia por un margen de 51% frente al 25%.
“La hora del cambio ha llegado”, sentencia ahora un eufórico Obama ante su audiencia. “Hemos elegido la esperanza frente al miedo; lo mismo harán el martes los ciudadanos de New Hampshire y después toda la nación”. Ese es el gran desafío todavía pendiente. Obama dijo en la noche electoral del jueves que “este día será recordado por generaciones futuras como el momento en que todo empezó, cuando lo imposible se convirtió en inevitable”. Para que sea así, no basta con ganar en Iowa, ni siquiera después en New Hampshire o Carolina del Norte. Para que lo sucedido en Iowa no sean meras emociones vacías, Obama tiene que salir victorioso del supermartes del 5 de febrero y tiene que ganar la denominación demócrata a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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