ECONOMíA
Cómo no ir a ningún lado
El célebre Consenso de Washington, recetario de políticas liberales, sigue bajo fuego graneado. Pero defensores no le faltan. Algunos de ellos dicen que países como la Argentina cayeron en dificultades porque no aplicaron políticas sanas con suficiente rigor, o porque se quedaron cortos en las reformas. No realizaron, como suele sostenerse, las de “segunda generación”, que consisten en establecer instituciones necesarias para que los mercados funcionen como es debido. Entre ellas, un buen sistema legal y judicial que proteja los derechos de propiedad. En ausencia de esas garantías, ¿quién va a invertir dinero? Es lo que sostuvo John Taylor, subsecretario del Tesoro estadounidense para asuntos internacionales. Sin embargo, otros analistas no se sienten conmovidos por tales argumentos. Según Nancy Birdsall, presidente del Centro para el Desarrollo Global, eso es como decirle a los países que si arreglan todo van a crecer. “Sería un mensaje desalentador para Brasil o Argentina, y ni digamos para Malawi –señaló Birdsall–. América Latina realizó profundas reformas en muchos sentidos, y tiene un serio conjunto de regulaciones muy sensatas, y además privatizó muchas empresas estatales. Pero, aun así, no está yendo a ninguna parte”.