La salida de capitales y la caída en el precio de los commodities, agrícolas e industriales, llevó a varias economías emergentes a utilizar una parte significativa de sus reservas internacionales para controlar los efectos de la crisis. Ayer, la Reserva Federal de Estados Unidos informó que acordó cuatro líneas de crédito temporarias por hasta 30 mil millones de dólares con Brasil, México, Corea del Sur y Singapur. La herramienta que habilitó la Fed se conoce como swap cambiario y les facilitará a las bancas centrales de esos países el acceso, cada vez más restringido, a fondos dólares.

Los brasileños fueron los primeros en aceptar el préstamo. Según informó la autoridad monetaria del país vecino, a diferencia de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, la línea de intercambio de dólares estadounidenses por reales “no implica condicionalidades de política económica y será utilizada para incrementar fondos disponibles para las operaciones de provisión de liquidez en dólares por parte del Banco Central”. Mediante este swap, Brasil podrá adquirir hasta 30 mil millones de dólares a pagar en reales, con el compromiso de recomprar esos reales desembolsando dólares al vencimiento del contrato y con la tasa de cambio acordada entre los bancos centrales.

Desde el recrudecimiento de la crisis, el BC brasileño tuvo que inyectar en el mercado local más de 22.000 millones de dólares para proteger la estabilidad económica frente a la fuga de capitales. Las reservas internacionales del BC brasileño se elevan a 207.000 millones de dólares.

Por su parte, México afirmó que, por el momento, “no tiene necesidad” de recurrir a ese tipo de financiamiento. “Hasta ahora no hemos tenido problemas de fondeo ni en pesos ni en dólares”, aseguró el gobernador del Banco Central mexicano, Guillermo Ortiz, que ya inyectó 16.500 millones de dólares para frenar la caída del peso mexicano.