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La canasta básica alimentaria (CBA) aumentó 4,8 en febrero, mientras que la canasta básica total (CBT), que agrega bienes y servicios no alimentarios, lo hizo en 3,3 por ciento, según informó ayer el Indec. Es el mayor incremento desde la salida de la convertibilidad. En ambos casos, las subas están muy por encima del IPC, que marcó 1,2, y revelan que la inflación está impactando en forma más severa sobre el poder adquisitivo de los sectores más pobres.

En términos absolutos, el Indec registró que una familia tipo necesitó en febrero 515,6 pesos para no caer en la indigencia y 1131,3 pesos para no ser pobre. Según explican desde el organismo, estos valores pueden no ser representativos del nivel de gasto real, debido a que para su cálculo se utiliza una canasta de bienes fija que no está actualizada.

Por esta razón resulta más conveniente evaluar la variación en los valores de la canasta antes que los precios absolutos. En el caso de la CBT, el incremento en el mes fue de 3,3 y frente a febrero de 2009 la suba llega a 14,2. Teniendo en cuenta que la CBA subió 16,7 en forma anual, la comparación respecto del IPC –que subió 9,1– resalta que el avance de precios se concentra en los alimentos.

El panorama es peor si el análisis se enfoca desde los últimos meses de 2009. En el caso de la línea de indigencia, el crecimiento que muestra en los últimos siete meses es del 15,2, mientras en los siete meses anteriores había sido de sólo 0,8. Para la confección de la CBA se toman en cuenta los requerimientos calóricos y proteicos imprescindibles para un hombre adulto, de actividad moderada. Luego el dato se pondera, para calcular las necesidades de cada uno de los demás integrantes del grupo familiar. La CBT incluye bienes y servicios no alimentarios.

Las subas mensuales de ambos índices no registraban valores tan altos desde la salida de la convertibilidad, cuando se produjo un fuerte reacomodamiento de los precios producto de la devaluación. Hay que remontarse a agosto de 2002 para encontrar alzas mayores a las de este febrero: en aquel momento fue 6,3 para la canasta alimentaria y 4 por ciento para la canasta básica total.

La inflación es especialmente perjudicial para los sectores más postergados, más aún si los bienes básicos son los que más crecen, debido a que la población más pobre es la que destina una mayor porción de su ingreso al consumo de alimentos. Además, por ser la que más sufre el empleo precario y tiene menos poder de negociación salarial, es la que termina viendo recortada su porción de la torta en favor de los empresarios formadores de precios, teniendo en cuenta que la inflación es un esquema de redistribución regresiva del ingreso.