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“Antes de terminar el actual mandato presidencial, el Gobierno tiene la responsabilidad de aclarar lo que ocurrió en el Indec. Por intereses de los medios y por falta de una mejor comunicación del organismo, quedó instalada la idea de que se realizaron cambios en el IPC para engañar a la gente”, admitió ante Página/12 una alta fuente del Ejecutivo. El funcionario afirmó que “se van a mostrar todas las cartas”.

En la presentación al Congreso, el Gobierno intentará demostrar que el cambio de funcionarios en el Indec se debió a que se había encontrado un foco de corrupción que “inflaba el índice de precios para beneficiar a los tenedores de títulos públicos indexados por el CER”. Explicó que, “obviamente, no hay documentos que prueben un cohecho: esas cosas no quedan documentadas. Pero, ¿por qué otra razón los empleados del Indec pudieron haber decidido inflar el índice?”.

Con respecto al índice actual, el funcionario señaló que “también se explicará que no existe ninguna intención de mostrar una inflación menor a la real. Existen varias razones que generaron desconfianza en el IPC y que llevan a que los ciudadanos no se sientan representados por el actual índice. En principio, se pasó de un mes para el otro de un IPC inflado a uno real. En segundo término varias consultoras privadas, que defienden intereses de inversores, comenzaron a publicar índices que ya quedó demostrado que no tienen la menor seriedad”.

Por último, explicó el funcionario, “es cierto que existe una diferencia entre lo que se mide actualmente y lo que consume una parte importante de la población. Pero no es porque el Indec esté actuando fuera de la ley. La postura de los entes de medición de la mayoría de los países del mundo es realizar una encuesta de hogares para diseñar la canasta a medir cada diez años. En todos los casos, cuando va pasando el tiempo, la dinámica del consumo va generando una diferencia entre lo que se mide y lo que se consume. En Argentina esa situación se potenció porque, gracias a la política económica implementada a partir de 2003, más de seis millones de ciudadanos salieron de la pobreza para pasar a la clase media”.

El colaborador de Amado Boudou señaló que “la evolución de los precios de los productos que consume la clase media es superior a la de los que compran los pobres. La razón es simple: la demanda de la clase media crece a mayor ritmo que la de los pobres. A la vez, los productos que consume, generalmente marcas líderes, tienen una oferta concentrada en pocas empresas que suelen cartelizarse y subir los precios abusando de su posición dominante. Ambos componentes derivan en una mayor evolución de los precios. Por el contrario, la evolución de la demanda de los pobres es inferior. Y, como suelen consumir productos de segunda marca, se encuentran con una oferta atomizada que compite en el mercado y no tiene la posibilidad de subir los precios como los líderes.

Agregó que “el índice actual se diseñó en base a la encuesta de hogares realizada en 2004, cuando había casi un 50 por ciento de la población bajo la línea de pobreza. Todos los que salieron de ese lugar y cambiaron sus hábitos de consumo, no se sienten representados por una canasta elaborada cuando eran pobres”.