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Producido el embate de la Corte contra la pesificación, el autor de esa medida alzó ayer la voz en su defensa, como si se sintiera atacado. El argumento utilizado por Jorge Remes Lenicov sostiene que, de otro modo, “la situación habría sido mucho peor, los créditos no se habrían pagado, los bancos se habrían caído y ningún ahorrista habría cobrado nada”. En extensas declaraciones radiales recordó que a comienzos de 2002 había 50 mil millones de dólares depositados, que los bancos tenían prestados a personas y empresas cuyos ingresos se generaban en pesos. Esto era el resultado del mal diseño del sistema financiero en los ‘90. Las reservas, a su vez, ascendían a sólo 9000 millones.
Remes considera que la pesificación de los depósitos fue una medida “antipática pero necesaria” porque los dólares no estaban. En realidad, meses atrás, y como en su momento informó este diario, el ex ministro de Economía reveló que la pesificación fue una exigencia de los bancos y que el gobierno cedió ante esa presión. Ahora obvia ese detalle, y con ello el hecho de que su decisión cubrió con un manto protector a la banca, que así pudo incumplir su obligación con los depositantes.
Es más: con el tiempo, Remes Lenicov parece haberse encariñado con la decisión que se vio obligado a tomar más de un año atrás, y explica que la pesificación de los depósitos era inevitable para poder también pesificar los créditos. Sin esto, los deudores habrían caído masivamente en insolvencia, los bancos habrían quebrado y los depositantes “no habrían cobrado absolutamente nada”.
En cuanto a haber pesificado de manera asimétrica (a $ 1,40 por dólar los depósitos, pero a solo un peso los créditos, haciéndose cargo el Estado por la diferencia), Remes sí afirma en este caso que no era ése su proyecto original, pero que surgió una fuerte presión de las empresas endeudadas, que fueron respaldadas en esta cruzada por los propios bancos.