El fin de semana que comenzó el Mundial, el Panorama Económico (10 de junio) estuvo dedicado a un reporte de 42 páginas elaborado por un equipo de economistas del poderoso y prestigioso banco de inversión suizo UBS, que pronosticaba y analizaba la Copa Mundial de Fútbol 2006. En base a un determinado modelo probabilístico y con un par de variables relevantes para definir simulaciones, Andreas Höfert, director del equipo de economistas de UBS, definió qué país sería el campeón del mundial: Italia.

Höfert defendía su pronóstico asegurando que apeló a las herramientas estadísticas y a la econometría para ofrecer el escenario más probable del Mundial de Fútbol. Con su modelo, presumía de sus aciertos en los clasificados para los octavos, cuartos y semifinales. Se elogiaba afirmando que mundiales anteriores había pegado en todos los ganadores de esa primera instancia, aunque luego reconocía que disminuía bastante en lasiguiente ronda ya que “nuestro modelo pronosticó correctamente el 65 por ciento de los ganadores”. En esa instancia, Höfert decía que “la llegada de los equipos de los cuartos de final a la semifinal es, por lo tanto, el pronóstico más difícil”, aunque asegura que “sólo parece claro el triunfo de Brasil contra España”. En cambio, Alemania-Argentina, Italia-Francia y Holanda-Inglaterra “presentan probabilidades similares”. Y dio como ganadores a Argentina, Italia y Holanda. “Nuestro procedimiento ha pronosticado para los pasados nueve mundiales el 89 por ciento de los ganadores de los partidos de semifinal correctamente.” La final la debería haber jugado, según el economista de UBS, Brasil e Italia.

Lo sorprendente y revelador es que Höfert llega al resultado pronosticado pero errando todo el camino hasta llegar a él. O sea, por un camino diferente al trazado por sus estimaciones previas. “Ese trabajo de simulación revela como ninguno la tarea del economista pronosticador. Toda la ciencia, las herramientas estadísticas a disposición y la elaboración de un modelo sofisticado aplicados para saber qué va a pasar”, se escribió entonces. Y lo que pasó fue que Italia fue campeón, que resalta el pronóstico de UBS, pero a ese resultado se arribó por otro lado. El problema de ese tipo de economistas –que lo padecen los países– es querer diseñar modelos para saber el futuro. Y ese destino no está escrito ni se puede prever. Como ya se sabe, depende de un penal errado por Trezeguet.