El cambio de postura de la Sociedad Rural fue, quizás, el hecho más llamativo del posicionamiento de ayer de las entidades agropecuarias. Hugo Biolcati, vicepresidente de la entidad, explicó a Página/12 los motivos de ese giro. “Intentamos comunicar lo que vemos de positivo en la medida, que (la semana pasada) hemos rechazado porque se pudo dar sin otra vuelta de tuerca sobre los ingresos del productor”, sostuvo, destacando como “un cambio de política interesante” la fijación de subsidios a la industria para compensar el mayor costo de las materias primas.

–¿Cómo ven que el Gobierno intervenga para bajarle el costo a la industria?

–Está en el camino correcto. El incremento de precios internacionales que recibe el país debe ser usado, en parte, para adaptar los precios internos a la capacidad adquisitiva del consumidor argentino, del trabajador, que es baja pero no por culpa del productor. En un país agrícola, es lógico que los alimentos sean baratos, accesibles a toda la población. Es un avance con respecto a decisiones equivocadas que se tomaron el año pasado.

–¿A cuáles se refiere, concretamente?

–A las que buscaban frenar el precio de todos los productos a la vez. Es mejor usar los mayores precios internacionales para beneficiar a la industrialización de los granos, en vez de entregarle a algunas empresas exportadoras la ventaja de pagar un precio techo y que se queden con la diferencia, como sucedió en algunos mercados. Preferiríamos que esta misma política se hubiera hecho sin subsidios cruzados, porque se prestan a confusiones.

–¿Ustedes observan un cambio de política en estas medidas?

–Un cambio de política que recoge nuestra prédica. Y esperamos que sea el principio de una “política de faro largo”, que nos permita sentarnos y trabajar juntos hacia el futuro, las entidades y el Gobierno. Parece que no hay real comprensión de la circunstancia excepcional que vivimos, con precios y una demanda internacional por nuestros productos como hace mucho no teníamos, sin problemas de aftosa o de barreras de entrada a mercados como hace décadas no sucedía.

–Subir las retenciones a la soja pero no al maíz y al trigo, ¿no es también una señal de política agropecuaria?

–Sin duda, tenemos que favorecer la siembra de trigo y maíz sobre la soja, porque es lo que consumimos. Pero me gustaría verlo integrado a una política global, no como medida aislada, sin explicaciones. Cuando criticamos los subsidios cruzados nos referimos a que un productor de soja de Santiago del Estero tenga que subsidiar al productor avícola de Buenos Aires. No parece justo.

–¿Qué receptividad hubo de las otras entidades cuando los convocaron a discutir con el gobierno un plan agropecuario?

Tomaron nota. Cada uno adoptó su postura en esta ocasión. Nosotros salimos a la palestra con la nuestra, sin que ello afecte la unidad del sector. Pero la Rural entiende que no se puede hacer paros todos los meses.