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Volvió la calma a Cochabamba con el regreso negociado del gobernador

Tras los violentos enfrentamientos entre cocaleros afines a Evo Morales y clasemedieros que simpatizan con el gobernador Reyes Villa, llegó el acuerdo de llamar a un plebiscito y empezó la desmovilización.

 Por Pablo Ortiz
Desde Sucre

La propuesta del presidente boliviano, Evo Morales, de una salida por las urnas a los problemas entre el gobernador de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, y los cocaleros está en vías a pacificar la región. Sin embargo, cuando la crisis del valle parece camino a resolverse, en el altiplano todo amenaza con incendiarse. Ayer, la aguerrida Federación de Juntas Vecinales de El Alto resolvió en una concentración desconocer a José Luis Paredes como prefecto (gobernador) de La Paz. Ante los embates de dos de las ciudades más grandes, el vicepresidente, Alvaro García Linera, salió una vez más a respaldar a los gobernadores. Aunque reconoció que las movilizaciones de Cochabamba y La Paz tenían legitimidad, recordó que tanto Reyes Villa como Paredes habían sido elegidos por el voto popular y que debía respetarse su mandato salvo que el pueblo exprese lo contrario en las urnas.

Morales opina lo mismo. Anoche estuvo reunido con los movimientos sociales movilizados en Cochabamba hasta las 21. Luego de este encuentro aseguró que sus compañeros productores de hoja de coca le habían informado de un sinnúmero de actos de corrupción cometidos por la gobernación de Reyes Villa. Como única prueba pueden dar los proyectos municipales escritos ante la gobernación que luego son aprobados por un monto superior. Sin embargo, para Morales la única salida es electoral. “Esta es una pelea entre una legalidad (la de Reyes Villa) contra una legitimidad (la movilización de cocaleros y campesinos). Es por eso que hemos mandado un proyecto de ley de revocatoria de mandatos a través de referéndum”, dijo.

Y es que hasta Reyes Villa está dispuesto a someterse a la voluntad del voto en las urnas. El martes, a su regreso a Cochabamba y mientras los movimientos sociales se encontraban en un cabildo en la plaza 14 de septiembre, el gobernador aprovechó para retomar su oficina y lanzar un mensaje televisivo, asegurando que no renunciaría a su cargo, pero tampoco lo reasumiría hasta que se realice un referéndum que le devuelva el apoyo popular. A cargo de todo, según él, quedó el secretario general de la gobernación, Johnny Ferrell.

Afuera de su oficina, más allá del hollín de la puerta quemada, los movimientos sociales trataban de ponerse de acuerdo para nombrar a un nuevo prefecto. La concentración que comenzó con unas 10.000 personas se fue diluyendo ante las peleas de sus dirigentes. Mientras los cocaleros pedían que todo se viabilice a través de un referéndum, el grupo más radical, integrado por jóvenes de la Federación Universitaria Local, exigían que los consejeros departamentales –que no son elegidos por voto directo– designen a un nuevo gobernador en ese instante. Ante la presión popular, se lograron reunir a 15 consejeros que no lograron convencer a David Herrera, representante de la zona cocalera de Chapare, de que asuma la prefectura. Ante esta situación, optaron por crear el Gobierno Prefectural Popular, una especie de gobernación paralela encabezada por Tiburcio Herrada Lamas.

Para ese momento sólo quedaban 1000 personas en la plaza y no tuvieron la suficiente fuerza como para tomar la Gobernación. Hasta ayer, este gobierno paralelo había fracasado. La Central Obrera Departamental, los cocaleros, los campesinos regantes e incluso los universitarios le habían quitado su apoyo. Herrada mismo, que la noche anterior había sido sacado en hombros y parecía disfrutarlo mucho, aseguraba que había sido utilizado y se bajaba del nuevo cargo. Eso sí, antes de esas declaraciones salió Felipe Quispe, El Mallku, que lideró el extinto Ejército Guerrillero Túpac Katari, del cual participó García Linera, a explicar que Herrada Lamas había formado parte del grupo bajo el alias de Comandante Loro. También dijo que en su momento fue el guía ideológico del actual vicepresidente boliviano y de su hermano Raúl.

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Mujeres campesinas cocaleras descansan en la plaza central de Cochabamba, ya con menos gente.
 
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