Jueves, 8 de mayo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON SANDRO MEZZADRA, POLITOLOGO DE LA UNIVERSIDAD DE BOLOGNA
El neofascismo ganó en Roma –dice el experto Mezzadra– debido a que se impuso la agenda de la seguridad. Subraya que en el futuro Italia aplicará medidas duras contra los inmigrantes. Y que en materia de política económica “aún no saben qué hacer”.
Por Verónica Gago
Desde Roma
Roma, una ciudad gobernada en los últimos 60 años por la democracia cristiana y la izquierda, ha mostrado en la última semana una imagen inesperada: decenas de jóvenes levantando la mano derecha haciendo el saludo fascista y clamando al “Duce”. La victoria del derechista Gianni Alemanno (Alianza Nacional) como intendente de la capital italiana ha dejado claro que la clave del debate electoral que se impuso fue la seguridad y que, desde allí, el posfascismo venció. Sin embargo, no puede dejarse de lado que la seguridad fue un discurso aceptado como cuestión principal por todo el arco político. Esta retórica (afín a cierta percepción cada vez más generalizada) con que las nuevas derechas cosechan victorias electorales en todo el mundo tiene en Europa un subtexto evidente: el rechazo a la inmigración.
Sandro Mezzadra, politólogo de la Universidad de Bologna (donde dicta un curso dedicado a las “fronteras de la ciudadanía”) e involucrado en diversas iniciativas políticas con inmigrantes, comenta a Página/12 lo que significa que la derecha haya conquistado Roma.
–¿Qué significa que la seguridad fue la clave de esta elección?
–Hay que aclarar que todas las fuerzas políticas jugaron un papel al aceptar el tema de la seguridad como preponderante. Esto deja como lección que si se reconoce a la seguridad como la cuestión fundamental del orden público no puede más que ganar la derecha. O, en todo caso, podría hacerlo un centroizquierda construido sobre un modelo a lo Tony Blair. Es un tema muy peligroso y, sobre todo en los primeros meses de gobierno, va a ser manejado de una manera capaz de producir consecuencias muy duras.
–¿Por ejemplo?
–Va a incrementarse una presión social sobre los inmigrantes, sobre las condiciones en que ellos viven y trabajan aquí. Esto es un retroceso después de que en los últimos años se había conquistado a través de ciertas luchas una legitimidad política, social, cultural y simbólica de la presencia de los migrantes en la ciudad. Hoy esa legitimidad vuelve a ponerse en duda.
–¿Cómo puede caracterizarse el partido de Alemanno, Alianza Nacional (AN)?
–AN ha sido incorporada en el nuevo partido construido y liderado por Berlusconi (el Pueblo de la Libertad) y, en ese sentido, perdió un poco de importancia en el juego politico de la coalición de derecha. Además, tras el enorme triunfo de la Liga Norte liderada por Umberto Bossi, se afirmó una suerte de polaridad entre Berlusconi y Bossi. Entonces, en un primer nivel se puede decir que AN quedó un poco desplazada pero ahora se puede agregar que el triunfo de Alemanno en Roma ha sido un contrapeso muy importante, porque demuestra que hay una derecha que puede vencer independientemente de la Liga Norte. Además, debemos tener en cuenta que Roma tiene un peso simbólico enorme.
–¿Qué significa este llamado posfascismo?
–Es un giro que Gianfraco Fini produjo entre el ’92 y ’94, cuando promovió la disolución del movimiento social constituido como Partido Neofascista y la formación de la Alianza Nacional, que se caracterizó programáticamente como partido posfascista. Ahora, sin embargo, AN se reivindica sobre todo como una derecha moderna y aunque en el discurso de personajes políticos como Fini es difícil destacar los signos de la herencia fascista, el cuerpo del partido sigue estando vinculado en Roma a los circuitos neofascistas y neonazis, que son bastante fuertes.
–A simple vista, el mapa político electoral de Italia parece dibujarse con un norte de tendencia pronazi a través de la Liga Norte y todo su discurso basado en la pertenencia a la tierra, una capital de derecha posfascista y un sur dominado por los intereses de la mafia. ¿Es así?
–Es una representación sencilla pero que tiene su referencia en la realidad: es claro que en el voto en Sicilia los intereses de la mafia han sido bastante bien representados, en Roma ganó un intendente que proviene de una tradición fascista y la Liga Norte es la fuerza dominante en gran parte del norte del país. Pero creo que es posible deconstruir la rigidez que presenta este mapa. Lo que no sé si es posible es hacerlo en una perspectiva electoral. Pero tenemos que apuntar nuestra atención a la fragilidad de esta hegemonía. Además, hay que considerar que en esta representación de la sociedad italiana también se expresa un movimiento de defensa en relación con la percepción que tiene de la crisis económica local e internacional.
–¿Como incluyen las fuerzas de derecha italianas en su agenda política la crisis económica?
–Creo que como política general todavía no saben bien qué hacer porque obviamente están muy preocupados por la situación internacional de crisis. Giulio Tremonti, el ministro de Economia que anunció Berlusconi, es alguien que escribió un panfleto antiglobalización, en contra de la economía de mercado y a favor de la protección social. Pero, por ejemplo, lo que está pasando con Alitalia demuestra que aún tienen ideas muy confusas sobre lo que hay que hacer. Creo que en esta confusión, sin embargo, va a tener lugar una radical modificación del marco de negociación del contrato nacional colectivo a favor de concentrar la negociación en cada empresa. Otra cuestión sera la reforma tributaria: prometieron desgravar de impuestos las horas extras como modo de resolver la emergencia salarial imponiendo más trabajo. Hay que tener en cuenta que estas medidas promueven y refuerzan la idea de que el único criterio para obtener ingresos es el trabajo duro y sacrificado, y también que estas ideas encuentran bastante consenso en la población e incluso en muchos inmigrantes.
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