George W. Bush quiere modificar el rumbo que ha tomado la región con más embargo y tratados de libre comercio. En un discurso áspero, el presidente de Estados Unidos criticó ayer al gobierno cubano y las reformas iniciadas por Raúl Castro. “Hasta que no haya un cambio de cómo el gobierno cubano trata a su pueblo, no hay ningún cambio (de nuestra política)”, dijo Bush. En momentos en que el gobierno de Colombia enfrenta una crisis política por los vínculos del oficialismo con el paramilitarismo, el mandatario norteamericano defendió la necesidad de aprobar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con ese país para luchar contra el terrorismo y contrarrestar la influencia de Venezuela en Latinoamérica.

Los cambios llevados a cabo por Castro desde que asumió en febrero pasado son insuficientes. Así lo expresó Bush en el marco de la 38ª Conferencia sobre las Américas organizada por su gobierno y el empresarial Consejo de las Américas con sede en Washington. “El régimen ha hecho gestos vacíos de reforma y Cuba continúa gobernada por el mismo grupo que ha oprimido al pueblo cubano por casi medio siglo”, fustigó ayer.

Después de conversar por teléfono el martes durante unos 45 minutos con la oposición cubana, el jefe de la Casa Blanca exigió la excarcelación de los presos políticos. “Si Cuba quiere unirse a la comunidad de naciones civilizadas, entonces los gobernantes cubanos deben comenzar un proceso de cambio pacífico y democrático y el primer paso debe ser la liberación de todos los prisioneros políticos”, dijo. Asimismo, rechazó cualquier posibilidad de flexibilizar el embargo que Washington impone a la isla desde hace más de 45 años. “Es la política de Estados Unidos y no debe cambiar hasta que el pueblo de Cuba sea libre”, agregó.

En su discurso de unos 15 minutos, Bush se dirigió al Congreso de su país con dos pedidos. En primer lugar, pidió la aprobación del pospuesto TLC con Colombia para ayudar al país sudamericano frente a la guerrilla y Caracas. “(El presidente colombiano Alvaro Uribe) enfrenta un continuo insulto del grupo terrorista llamado FARC”, sostuvo el líder norteamericano. Y al mismo tiempo, añadió, Colombia debe enfrentar la influencia de un vecino “antinorteamericano como Venezuela”.

Según el mandatario, la negativa del Congreso de aprobar el TLC puede ser vista como falta de apoyo de Estados Unidos a sus aliados. Por eso, exhortó a la oposición a reconsiderar el proyecto que envió el mes pasado al Congreso y que fue rechazado. “Si no lo hace, el acuerdo está muerto”, reiteró. El mandatario había propuesto un plazo de 90 días para aprobar el tratado.

Pero los demócratas se niegan a aprobar el acuerdo comercial hasta que Colombia exhiba mayores progresos en materia de derechos humanos. Desde enero de este año, más de 20 sindicalistas fueron asesinados por paramilitares, según denunciaron los gremios. Sin embargo, Bush cree que la decisión de los demócratas de suspender el plazo de 90 días para considerar el TLC es desafortunada. “Espero que cambie su parecer”, dijo dirigiéndose a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, que fue quien anunció la decisión.

El segundo reclamo que Bush hizo al Legislativo fue para financiar la Iniciativa Mérida. El presidente de Estados Unidos pidió aprobar la totalidad de los 1550 millones de dólares solicitados por la Casa Blanca para la lucha antidrogas en cooperación con México y América Central. Bush, quien reconoció que la demanda de drogas en su país –el mayor consumidor de estupefacientes del planeta– es parte del problema del tráfico, se comprometió a trabajar con el Congreso para tener aprobado el plan antes de que concluya su mandato en enero.

Conocido también como Plan México, el proyecto Mérida ha sido denunciado por organismos civiles por su parecido con el Plan Colombia. Este último comenzó durante la gestión de Bill Clinton y estaba pensado para combatir el narcotráfico. Sin embargo, con el paso de los años los fondos del plan fueron destinados a la compra de armamento militar y al combate de la insurgencia en suelo colombiano.