Miércoles, 14 de mayo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › TRAS SU VICTORIA EN WEST VIRGINIA, EL PARTIDO HABLA DE FóRMULA CON OBAMA
Tal como se preveía, la senadora y ex primera dama obtuvo un triunfo holgado en uno de los estados más pobres y blancos del país. Mientras Obama hacía campaña contra los republicanos, ella mantiene las esperanzas de ganar la candidatura.
Por Antonio Caño *
Desde Washington
Hillary Clinton arrasó en el pequeño estado de West Virginia y ganó un poco de aire para seguir en carrera. Con el 40 por ciento escrutado, la senadora neoyorquina se imponía con el 64 por ciento de los votos, dejando muy atrás a Barack Obama, con el 29 por ciento. “Después de la tremenda victoria de esta noche aquí en West Virginia, está claro que los expertos que declaran que esta carrera ha terminado están equivocados”, dijo sonriente en su discurso.
Hacía semanas que no se la veía tan relajada y contenta. “Nuestro candidato o candidata va a ser más fuerte porque superó esta carrera”, aseguró, dejando en claro que por ahora no se va a bajar de la carrera presidencial. Desde el comando de Obama no se respiraba la frustración y la decepción de la derrota. El joven senador de Illinois casi no hizo campaña en el estado y prefirió enfocar sus energías en los estados en disputa con el candidato republicano, John McCain.
West Virginia es un estado que se ajusta como un guante a las cualidades que Clinton ha mostrado en la última fase de esta carrera: es uno de los más blancos (95 por ciento de su población), religiosos y conservadores del país, uno de los de más baja renta por habitante, de los últimos en cuanto a número de universitarios y de los primeros en cuanto a propietarios de armas de fuego.
Obama apenas gastó medio día en hacer campaña para unas primarias que daba por perdidas de antemano. Ayer, su comando electoral difundió un comunicado: “Obama sigue a la cabeza a nivel de delegados, de primarias ganadas y de superdelegados”. Según el sitio de Internet RealClearPolitics, el joven senador negro tiene 1874 delegados, contra los 1698 de Clinton. Con la victoria de West Virginia, la senadora suma 28 delegados más.
El resultado de ayer no cambiará demasiado el recuento de delegados, que seguirá teniendo como favorito indiscutible a Obama. Pero sí volverá a poner sobre la mesa algunas de las debilidades políticas del senador de Illinois: su dificultad para convencer a los trabajadores blancos y conservadores y algunos de los aspectos en los que Clinton podría muy bien complementarlo. Es decir, volverá a poner en circulación el sueño de una candidatura conjunta de las dos figuras que han dividido el corazón de los demócratas este año y han cautivado la atención del electorado.
Un 39 por ciento de los demócratas encuestados por ABC-The Washington Post se pronuncia por Clinton como vicepresidenta de Obama. El siguiente favorito, John Edwards, es preferido sólo por un 10 por ciento. Un 25 por ciento de todos los entrevistados ve más probable dar su voto a una candidatura demócrata si la ex primera dama forma parte de ella.
Una de las voces sagradas del partido, el ex candidato presidencial George McGovern, se pronunciaba ayer en un artículo en la prensa a favor de esa fórmula como la mejor solución para preservar la unidad de los demócratas de cara a las elecciones de noviembre. Y algunos grupos de influencia próximos a la senadora de Nueva York han empezado a movilizarse a favor de la candidatura Obama-Clinton.
Todo eso no convierte, sin embargo, esa posibilidad en la opción más probable. El propio Obama admitió el pasado fin de semana, al ser preguntado al respecto en un acto electoral, que Clinton “formaría parte de cualquier lista reducida de candidatos a la vicepresidencia”. Pero en el seno de su campaña existen serias dudas empezando por la esposa del candidato, Michelle, de que la participación de Clinton en la boleta no perjudicara más de lo que podría ayudar.
Anoche, Clinton apeló a una de las figuras más populares entre los demócratas, John F. Kennedy. “Kennedy no tenía el número de delgados requeridos cuando llegó a la Convención Demócrata en 1960. Pero tenía algo tan importante como eso. Tenía a West Virginia con él”, dijo tratando de elevar la importancia de su victoria. “Es un hecho que los demócratas nunca obtuvieron la Casa Blanca sin tener el respaldo de West Virginia”, agregó, ganándose una de las tantas ovaciones que recibió a lo largo de la noche.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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