La revista Forbes se cansó de armar las listas de los más ricos, más famosos y más lindos y decidió crear un ranking un poco más sangriento: los diez criminales más buscados. El número uno de la lista, elaborada a partir de los datos de las agencias de seguridad de las principales potencias del mundo, no es una sorpresa. A Osama bin Laden, jefe máximo de Al Qaida y responsable de los atentados contra las Torres Gemelas en 2001, lo persigue una recompensa de 25 millones de dólares. El número dos del ranking no tiene una cara tan conocida. Joaquín Guzmán es el narcotraficante más poderoso de México y muchos ya lo comparan con el mítico Pablo Escobar. El Chapo, como se lo conoce, logró escaparse de la cárcel en 2001 escondido entre las sábanas sucias en un camión de la lavandería. En el séptimo lugar vuelve a aparecer un latinoamericano. El jefe máximo de las FARC, Manuel Marulanda, es sindicado por el gobierno estadounidense como el mayor narcotraficante de Colombia y el responsable de cientos de secuestros.

La lista se completa con capos mafiosos, terroristas y guerrilleros. Entre los más poderosos se destaca Alimzhan Tokhtakhounov, un uzbeko considerado por Washington como “la mayor figura internacional en el crimen organizado euroasiático”; Matteo Massina Denaro, el playboy y líder de la Cosa Nostra siciliana; James Bulger, el padrino irlandés de 78 años que maneja el crimen organizado en el sur de Boston; Félicien Kabuga, el empresario ruandés buscado por la Corte Penal Internacional por financiar y fomentar el genocidio en ese país en 1994; Joseph Kony, el líder de la guerrilla ugandesa Ejército de Resistencia del Señor, que intenta imponer una teocracia; Dawood Ibrahim Kaskar, el supuesto aliado de Al Qaida y cerebro de los atentados de Bombay en 1999, que dejaron 257 muertos y más de 700 heridos, y Omid Tahvili, el jefe de una familia persa responsable de una estafa millonaria en Canadá.