Si algo aprendió Barack Obama de Hillary Clinton es cómo seducir a los latinos. Ante más de 2000 personas en foro, el candidato demócrata a la Casa Blanca pidió ayer el respaldo de la comunidad hispana a cambio de una reforma migratoria durante su primer año de mandato, un plan económico para el bienestar de la familia latina y el fin de las deportaciones. En un momento que las encuestas marcan un empate en intención de voto, Obama atacó a su rival republicano John McCain y criticó las redadas, pero dijo que los indocumentados deben pagar multas. “Estoy acá para prometerles esto: seré un presidente que los apoya, que lucha por ustedes y los acompaña en cada paso del camino”, señaló. Hoy es el turno de McCain ante el foro.

Comenzó el tercer round de la lucha por el voto de unos 17 millones de latinos. Dos semanas después de que los dos candidatos debatieran en Washington ante la asociación de funcionarios hispanos (Naleo, por su sigla en inglés) y una semana luego de que hicieran lo mismo frente a la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (Lulac), Obama lanzó ayer un nuevo gancho a la mandíbula de McCain al presentar su programa para los hispanos en la conferencia anual en San Diego del Consejo Nacional de La Raza (NCLR), una de las organizaciones latinas más antiguas e influyentes de Estados Unidos.

Acompañado por decenas de estudiantes en la tarima del centro de convenciones, el senador por Illinois empezó su discurso adulando a los oyentes. “No se equivoquen: la comunidad latina tiene en sus manos estas elecciones. Piensen en lo poderosos que podrían ser si el 4 de noviembre traducen sus números en votos. Yo no estoy dando por sentado el voto hispano en esta campaña”, aseguró, interrumpido por los ruidosos aplausos del público.

Un día antes de que McCain se presentara en el mismo foro, Obama destacó los problemas más acuciantes de los latinos, como el desempleo, la deserción escolar y la escasez de seguro médico. Retomando una idea de su ex rival Hillary Clinton, el líder afroamericano anunció un plan de incentivos tributarios para que la pequeña empresa pueda ofrecer beneficios de cobertura médica a sus empleados. “Ayudaremos a los empleadores a crear no sólo trabajos nuevos, sino trabajos buenos, con seguro médico, trabajos que se quedan aquí en el país”, anticipó.

El plan económico busca promover alivios impositivos para la clase media, aumento de salarios, el fortalecimiento del sistema educativo y la reforma migratoria integral. Con esta propuesta, Obama salió a derribar el proyecto de su competidor republicano, a quien acusó de querer continuar las políticas del presidente George W. Bush, beneficiando a los ricos en detrimento de las familias que más ayuda necesitan.

El líder demócrata no habló sólo de la economía. La reforma migratoria volvió a dominar la agenda en el tercer foro latino realizado ayer por la NCLR. Obama denunció las redadas de agentes de inmigración que se multiplicaron durante la administración de Bush y pidió sacar de las sombras a los cerca de 12 millones de personas indocumentadas. “El sistema no funciona cuando las empresas contratan inmigrantes indocumentados en lugar de ciudadanos legales para no pagarles horas extra o para evitar que formen un sindicato”, dijo. “(Tampoco) cuando las redadas de inmigración aterrorizan a comunidades, cuando separan a niños recién nacidos de sus madres, cuando los niños llegan de la escuela para encontrar que sus padres han desaparecido”, apuntó.

El senador por Illinois cree que la “retórica del odio” envenenó el diálogo nacional. “Degrada nuestra democracia”, afirmó. Sin embargo, luego señaló que los indocumentados violaron la ley. “No debemos disculpar eso, debemos exigirles que paguen una multa, aprendan inglés y se pongan al final de cola ciudadana”, indicó.

Aprovechando la guardia baja de su rival en la cuestión migratoria, Obama criticó a McCain por abandonar la reforma migratoria que el mismo veterano de guerra impulsó en 2007. “Es hora de tener a un presidente que no abandone algo tan importante como una reforma integral, cuando se vuelve políticamente impopular”, señaló. “(La reforma migratoria) será una importante prioridad en mi primer año como presidente”, prometió.

La campaña republicana rechazó todos los ataques del candidato demócrata. “Cuando la gente conozca su historial tendrán muy claro que él ha hecho lo correcto”, dijo la ex tesorera norteamericana, Rosario Marín, en defensa de su líder. Según las recientes encuestas, Obama aventaja en este sector a su rival. Sin embargo, en general ambos contendientes están empatados ya que comparten un respaldo del 43 por ciento de los votantes, de acuerdo con un sondeo publicado el sábado.