Jueves, 28 de agosto de 2008 | Hoy
EL MUNDO › BILL CLINTON DIO UN EMOCIONANTE DISCURSO EN LA CONVENCIóN DEMóCRATA, TRAS LA PROCLAMACIóN DE LA CANDIDATURA
El ex mandatario comparó su llegada al poder hace 16 años con la del primer candidato afroamericano en la historia de EE.UU. “Los republicanos decían que yo era muy joven e inexperto. La trampa no funcionó y no funcionará hoy.”
Por Ernesto Semán
Desde Denver
Con toda la pompa de una delicada y sutil despedida difícil de imaginar meses atrás, el de ayer fue el último día de la dinastía Clinton al frente del Partido Demócrata, una época cuyo legado histórico empezó a ser capitalizado por su sucesor. Por la mañana, Hillary había reunido a sus 1800 delegados para formalizar la libertad de acción para no votar por ella. Y a la noche, en el escenario central, Bill Clinton dio el mejor discurso de toda la convención. Pero lo más importante pasó justo en el medio, cuando la asamblea demócrata nominó por aclamación a Barack Obama como su primer candidato negro a la presidencia de Estados Unidos.
Cuando Clinton subió al escenario, los alaridos no eran sólo los programados en el Pepsi Center: en los bares colmados del centro de Denver el entusiasmo era aún mayor y espontáneo. En el Paramount Bar de la peatonal, las lágrimas de muchos en la barra cayeron durante todo el discurso. En el salón anexo a la convención, con entrada abierta, miles de personas, voluntarios y trabajadores de Denver, se apretaban de rodillas frente a las pantallas gigantes.
Clinton subió al ritmo de “Don’t Stop Thinking About Tomorrow”, el tema de los Fleetwood Mac que usó en la campaña del ’92. El sonido pastoso de la canción era, de mil formas, melancólico. “Nuestra nación está en peligro. El sueño americano está en riesgo en casa y el liderazgo internacional, amenazado”, dijo, construyendo su relato del humor actual. “Mucho unilateralismo y poca cooperación”, fue su síntesis de la actual política internacional. Sus críticas a Bush eran celebradas, sobre todo su comentario sobre el rol del gobierno en Katrina. Pero sin dudas, la decena de momentos fueron sus referencias a Obama, empezando cuando dijo que “él ya está listo para ser el presidente de Estados Unidos”. “El presidente Obama usará la diplomacia primero y la fuerza como último recurso”, agregó, para luego compensar con que “será firme” ante “amenazas” como el terrorismo. La comparación entre su llegada al poder 16 años atrás y la de Obama hoy generó delirio. “Los republicanos decían que yo era muy joven e inexperto. Y la trampa no funcionó. No funcionó entonces y no funcionará hoy.” La explosión en la ciudad llegó con su frase final: “Para que América siga siendo un lugar llamado esperanza (frase de su campaña del ’92, en referencia a su lugar de nacimiento), súmense a mí, Hillary y Chelsea para que Obama sea el próximo presidente”.
Alguna satisfacción amarga habrá sentido en que las mayores ovaciones las haya recibido cada vez que dejó en claro que éste es, también para sus seguidores, el tiempo de Obama. Visto así, con el pase de antorcha produciéndose en tiempo real, es imposible imaginar una candidatura como la de Obama sin la década larga de los Clinton, la renovación programática del Partido Demócrata, su reencuentro con los sectores populares de las costas y del interior, y la explosión inclusiva de una interna con participación inédita disputadas entre una candidata mujer y un candidato negro. Ensamblada en este proceso estuvo la declaración del ex candidato John Kerry: “Obama cerrará Guantánamo para que EE.UU. nunca más practique la tortura”.
Ese legado estaba ayer en manos de Obama. Su nominación como candidato comenzó a las tres de la tarde, dos horas después de su llegada a Denver. Un representante de cada estado explicó las razones por las que el mismo volcaba el voto de sus delegados para un candidato. Eso duró hasta las 4.41, cuando la misma Hillary tomó el micrófono y llamó a votar por Obama, acompañada por “Love Train” de los O’Jays. Por la mañana, Hillary había reunido a sus seguidores en el Sheraton de esta ciudad para formalizar el anuncio que los dejaba en “libertad de acción”. La precandidata ni siquiera invitó a sus delegados a votar por Obama y optó por una fórmula de efecto similar pero estéticamente mezquina: “Vine acá para decirles que los libero de ser mis delegados en esta convención”, dijo primero, y ante los gritos de “Viva Hillary”, agregó enseguida: “Tampoco les ordeno qué hacer”. El gesto permitió agilizar el proceso de la tarde y también le permitió a Hillary reacomodarse al frente de sus propios delegados, la mitad de los cuales ya había dicho que de todos modos votaría por Obama.
En la calle, la seguridad se había incrementado en anticipo de la llegada de Obama. Su trabajo durante el día de ayer fue el de preparar lo que será su discurso del día de hoy, cuando acepte su candidatura en el estadio Invesco ante 80 mil personas. La extenuante insistencia en la “Obamanía” y la calificación de hoy como una “jornada histórica” le presentan al candidato el problema extra de cómo hacer para darle a su discurso la fuerza y el entusiasmo que la saturación mediática le carcomen por anticipado.
Hace un tiempo, cada partido político le cedía el escenario al otro en el momento de las nominaciones. Pero este año, los republicanos han llevado las cosas a otro nivel, enviando a Denver a sus figuras nacionales más importantes a criticar, durante las 24 horas, a los demócratas en general y a “un inexperto e inadecuado” Barack Obama en particular. Los demócratas tomaron nota y harán lo mismo durante la coronación de John McCain en Minneapolis/St.Paul la semana que viene. Cada día se ha visto un ataque diferente. El martes, era Mitt Romney, el ex gobernador de Massachusetts, uno de los favoritos para acompañar a McCain en la fórmula. Los cuarteles generales temporarios del partido en Denver están en un edificio de tres pisos oculto en un pasadizo no lejos del Centro Pepsi, donde tiene lugar la convención. Ayer le tocó el turno a Rudy Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, que hizo comentarios helados sobre el pedido de Hillary para apoyar a Obama durante su discurso de la noche anterior. Hoy le toca el turno a Tim Pawlenty, el gobernador de Minnesota y otro potencial número dos para la fórmula republicana.
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