Jueves, 28 de agosto de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LA MAYORíA DE LOS 3253 DELEGADOS VOTó POR OBAMA
La convención demócrata proclamó al senador afroamericano como candidato presidencial, dejando atrás las divisiones internas. Una encuesta reveló que más de la mitad de los delegados de Clinton ya se habían decidido por Obama.
Por E. S.
Desde Denver
“Rage Against the Machine” se llama el grupo que tocaba en las protestas aisladas de ayer contra la convención demócrata. La verdad es que para cuando empezaron el concierto, la máquina ya estaba en marcha desde hacía varias horas. Los 3253 delegados habían votado a las siete de la mañana dentro de cada una de sus delegaciones, empezando el proceso que terminó por la tarde, cuando la convención nominó a Obama como candidato a ser el presidente número 44 de los Estados Unidos.
A los 73 años y después de cuatro horas de sueño, lo de Martha Dean de ir a votar a esa hora dentro de la delegación de Nevada parecía un acto de devoción por Hillary Clinton. “Es una larga historia, nene. Llegar a ser delegada me costó mucho esfuerzo y disputas, dentro y fuera del partido. No voy a tirar todo por la borda en el último momento”, contaba poco después de la votación, con cara de abuela déspota y cadencia muy pausada. Y dos segundos de silencio, rompiéndose de risa: “¡Mentira! ¿Te digo la verdad? Voté a Hillary pero no por devoción: si no te levantás y estás a las siete ahí, no te dan las credenciales para entrar a la convención, y yo quiero ver a Bill esta noche. Y, además, mi llegada a la convención fue lo más fácil del mundo: fui la única de mi distrito que se presentó como candidata. Nevada va a ser un lugar muy duro esta vez”.
Los delegados votaron por su candidato dentro de sus delegaciones y, aunque el resultado es secreto, Obama se impuso en la general, como se esperaba. Por la tarde se produjo la votación general. Una encuesta desarrollada en la convención revelaba que más de la mitad de los delegados de Clinton ya habían decidido su voto por Obama.
Aunque muchos delegados perduraban en su adhesión a Hillary, la mayoría ya se había adaptado a la nueva circunstancia y parecen más excitados por la campaña que viene que por la que pasó. Sí: un logro personal de Hillary en el regateo fue transformar en significativo un apoyo que era obvio, y derivado de haber perdido la elección. Pero tras dos o tres días de conversar con delegados de todo el país, también es claro que el infinito canto del cisne refleja el peso de los Clinton en la estructura partidaria, el peso de su liderazgo en amplios sectores populares y grupos minoritarios. Las comparaciones apenas ilustran: la transición de los ’90 hacia el post alfonsinismo radical es una versión homeopática de las tensiones presentes en un cambio de liderazgo tan vasto.
Braulio Torres, de la delegación de Puerto Rico, fue otro de los que llegó a Denver elegido en la boleta de Hillary como uno de los cuatro representantes sindicales de su estado (que vota dentro del partido pero no puede elegir al presidente en la elección general). “El discurso de anoche fue emocionante, el que no se convenció con eso... Mi prioridad es que no siga Bush, ni McCain, y el candidato para eso es Obama. No es lealtad a Hillary u Obama: la gente que te vota para venir no te vota para que llegues acá y hagas perder al partido.” Aunque Torres no lo dice, lo cierto es que Hillary sí ganó la votación de esta mañana dentro de la delegación boricua.
Carolyn Campbell también votó a las siete, dentro de la delegación de Kansas, por Obama. “¿Qué querés? Todas las chances que tenga de votar a Obama lo voy a hacer, a cualquier hora, todos los días si puedo.” Campbell terminaba de escuchar a Michelle Obama: “¿Te imaginás que pueda apoyar a alguien que no sea a Obama? ¿Sabés lo que nos cuesta que por primera vez el voto de los negros sea un derecho y no un privilegio? ¿Sabés el tiempo que paso recorriendo barrios para convencer a nuestra gente de que tienen que votar? Obama y Michelle están cambiando nuestra historia”.
El proceso de elección de los delegados es un afinado sistema de creación de un espíritu de cuerpo. En las elecciones primarias se votan delegados que representan a cada candidato (o que tienen tanto peso por sí mismos que son votados por sus nombres, y luego negocian su apoyo con los principales candidatos).
Las formas de ingresar a esas listas son infinita y describen el mapa social y cultural del país. Si Campbell es delegada de Kansas por su trabajo dentro de la comunidad negra por más de 30 años (en tres minutos de charla recibió casi tantos saludos como los diputados de alrededor), para otros fue mucho más fácil. David Smith es un chico rubio y alto de Hoboken, Nueva Jersey, que cuenta su brevísima historia política: “Muy simple, para mí fue facilísimo. ¿En una frase?: soy lindo, soy joven, soy gay”.
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