Desde Santa Cruz

Los miles de indígenas, campesinos, obreros y mineros que marchan hacia el Congreso, en La Paz, se detuvieron ayer en la localidad de Ayo Ayo, a 80 kilómetros del destino. Los legisladores tienen previsto empezar esta mañana el debate sobre la conveniencia o no de la nueva Constitución, aprobada por la Asamblea Constituyente en diciembre de 2007 y modificada el mes pasado por oficialismo y oposición. Hasta último momento, el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) hurgaba en los partidos de derecha para llegar a los 105 votos que podrían convocar al referéndum constitucional exigido por los marchistas.

La movilización comenzó el 13 de octubre en Caracollo, Oruro, a 250 kilómetros de la ciudad de La Paz. Fue impulsada por la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), que reúne a 60 organizaciones indígenas y campesinas aliadas al gobierno, y por la Central Obrera Boliviana (COB). Morales, también presidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, lideró la marcha en sus primeros pasos. Y recibirá este lunes en La Paz a los 10 kilómetros de personas.

Entre los manifestantes, venidos de todo el país, la pasan peor las delegaciones de las tierras bajas. Para ellos es difícil resistir las horas y horas de caminata a 4000 metros sobre el nivel del mar. El mal de alturas dejó a varios hospitalizados. Caminar sin parar causa diarrea a muchos. Quienes aguantan tienen dificultades para hallar dónde comer o dormir en el frío duro del Altiplano, ya que los organizadores tienen problemas logísticos para atender a los miles de participantes.

“Está grave el tema. Tenemos varios compañeros enfermos, algunos casi han muerto porque con el sorojchi te estalla la cabeza. Ahora los tenemos en el hospital”, comentó a PáginaI12 el yuracaré Ramiro Galindo, secretario de Tierra y Territorio de la Coordinadora de los Pueblos Etnicos de Santa Cruz (Cpesc). Esta organización participó en la redacción del nuevo texto constitucional. Los grupos autonomistas cruceños le cobraron tamaño atrevimiento en septiembre, cuando destruyeron la sede de la Cpesc hasta dejarla en sus cimientos.

“Va a depender de la sesión de mañana a ver qué vamos a hacer. Si no hay consenso en el Congreso, definiremos métodos de presión”, dijo Galindo. En cambio, si hoy los legisladores decidieran convocar a referéndum aprobatorio, el lunes en la plaza Murillo “habrá fiesta”, según los manifestantes. Ayer, durante el descanso en Ayo Ayo, recordaron que hace cinco años fue expulsado de Bolivia el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, ahora refugiado en Estados Unidos para no enfrentar el juicio por la muerte de 70 civiles en 2003.

Entre los kilómetros de marcha hay 20 argentinos venidos de San Salvador de Jujuy, invitados por organizaciones locales. “Aprobar una nueva Constitución tiene un gran significado para los pueblos latinoamericanos, porque sería como refundar Bolivia. Tiene que ser un ejemplo para los movimientos sociales del mundo”, dijo el jujeño Helio Molina a la Agencia Boliviana de Información (ABI).

El MAS tiene en el Congreso 82 legisladores. Para aprobar el proyecto de ley de convocatoria al referéndum constitucional hacen falta 105 votos. Por eso el oficialismo busca convencer a 23 opositores. Este número podría ser menor, porque la ley establece que se requiere el voto de 2/3 de los presentes. Temerosos de que los marchistas cerquen la entrada a su fuente de trabajo, varios congresistas de oposición pernoctan en el recinto. Dicen que así evitarán que el MAS legisle a su antojo.

Morales espera apoyo de legisladores de los opositores Unidad Nacional (UN) y Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Poder Democrático Social (Podemos), principal partido de derecha, es el más reacio a alcanzar acuerdos. Pero no deja de fragmentarse en los minipartidos que lo crearon. Ayer se retiró Plan Progreso, del revocado prefecto de La Paz, José Luis Paredes, quien anunció su voto por la convocatoria a referéndum.

“Si no hay una Constitución concertada, que obviamente hasta el momento no hay, no podríamos dar curso a la convocatoria de un referéndum sobre el texto del MAS”, dijo el podemista Oscar Ortiz, presidente del Senado.

En el Congreso, los masistas distinguen entre opositores “democráticos” y “radicales” y todavía están a la caza de 23 “demócratas”.