Domingo, 25 de enero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › SE REENCONTRARON PARA ARMAR UN PLAN REGIONAL CONTRA LA CRISIS
La necesidad llevó a dos viejos antagonistas a firmar la paz por enésima vez. Uribe obtuvo garantías de que Chávez no intervendrá en las negociaciones con las FARC y el venezolano se vistió de moderado de cara al plebiscito.
Por María Laura Carpineta
En la víspera de una posible liberación de cinco rehenes de las FARC, el presidente venezolano Hugo Chávez se reunió ayer con su par colombiano Alvaro Uribe en Cartagena de Indias. Estuvieron conversando a puertas cerradas durante unas cinco horas, junto con gran parte de sus gabinetes. El objetivo oficial del encuentro entre los dos rivales regionales era afianzar la relación comercial entre los países vecinos y coordinar políticas para frenar los impactos de la crisis financiera internacional. También le sirvió al presidente venezolano para mostrarse como moderado a poco más de un mes de un referéndum que, de ganarlo, habilitaría su reelección indefinida. Sin embargo, no bien bajó del avión, Chávez dejó claro que algunas heridas aún no cicatrizaron.
“Lo vuelvo a ratificar: si yo estuviera apoyando en Colombia a cualquier movimiento subversivo, terrorista o violento, no estaría aquí”, se defendió el mandatario ante las preguntas de los periodistas en la pista del aeropuerto de Cartagena. Además, confirmó que nunca recibió un pedido para participar en el operativo de liberación de rehenes. “Es un tema que ha dado pie para múltiples especulaciones y que ha hecho daño. Aprovecho para hacer un llamado a los colombianos y a los venezolanos: no nos hagamos daño, no seamos masoquistas”, pidió y dio por cerrado el tema. A mitad de 2007, Uribe lo había nombrado mediador para negociar la liberación de un grupo de secuestrados políticos. Antes de conseguirlo, lo separó del proceso y lo acusó de apoyar a las FARC. Desde entonces, el tema se convirtió en un tabú cada vez que se ven las caras.
Ayer Uribe olvidó esa pelea. Lo esperó pacientemente media hora en la Casa de Huéspedes Ilustres, la residencia presidencial ubicada a la vera de la bahía de Cartagena, unos mil kilómetros al norte de Bogotá. Vestido informalmente con una guayabera blanca, el mandatario colombiano no dejó de sonreír ni un instante. El, como su invitado, se esforzaron en mostrarse contentos y cómodos.
Siguiendo el protocolo, Chávez saludó a todos los ministros colombianos presentes cuando entró en la estancia. En el fondo de la sala de estar, callados y en fila, estaban parados los empleados de la casa. “Ah...aquí están los trabajadores”, dijo con una sonrisa gigante y se lanzó a saludarlos. Uribe se apuró para ponerse a su lado y se los empezó a presentar uno por uno. Distinguiéndose del resto, el mandatario venezolano abrazó y le dio un beso a cada uno. “Negra, ¿dónde está mi café?”, le gritó a una de las cocineras mientras la saludaba.
El encuentro fue mucho más relajado que el anterior, en julio pasado en Punto Fijo, Venezuela, cuando los dos mandatarios se tuvieron que estrechar la mano por décima vez para dar por saldada la crisis diplomática que había provocado el ataque colombiano a territorio ecuatoriano, en el que murió el entonces número dos de las FARC, Raúl Reyes. En aquella reunión Chávez había jurado, otra vez, que no apoyaba política ni económicamente a las FARC, la principal guerrilla colombiana. Apenas unas horas después de esa declaración, desde Bogotá, el ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos, ya ponía en duda las palabras de Chávez: “Ojalá que Chávez cumpla y no siga apoyando a las FARC”.
Chávez devolvió la desconfianza semanas más tarde, cuando se negó a viajar a Cartagena para la cumbre hemisférica contra el narcotráfico. A última hora, Chávez avisó que no iría porque su seguridad no estaba garantizada en Colombia. No dio más detalles.
Ayer ninguno de los dos mandatarios quiso recordar esos desaires. Prefirieron hablar de números y de comercio. Uribe propuso crear un fondo binacional para otorgar microcréditos a los exportadores y a Chávez le gustó la idea. “Creo que en poco tiempo pudiéramos sobrepasar los 10 mil millones de dólares trabajando mucho más intensamente”, aseguró el venezolano antes de entrar a la reunión privada con Uribe. El año pasado el comercio bilateral llegó a los siete mil millones de dólares, seis a favor de Colombia. En los últimos seis años, recordó Chávez orgulloso, Venezuela se convirtió en el segundo socio comercial de Colombia. Sólo lo supera Estados Unidos, el mayor aliado económico, pero también político de Bogotá.
Chávez, que mantiene una relación totalmente opuesta con Washington, logró distender el encuentro con Uribe lanzando un cumplido al nuevo presidente Barack Obama. “El mundo tiene que dirigirse hacia la paz, qué bueno que Israel retiró sus tropas de Gaza, qué bueno que el presidente de Estados Unidos se ha inaugurado firmando unos decretos ordenando el cierre de las cárceles terroristas en Guantánamo”, celebró. Una vez más, ayer Chávez optó por obviar las críticas del nuevo gobierno norteamericano hacia su gobierno.
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