EL MUNDO › ONCE MUERTOS EN UN ATENTADO SUICIDA EN JERUSALEN
Simplemente (mucha) sangre
En el primer atentado en Jerusalén en tres meses, un palestino se explotó a la hora pico en un ómnibus lleno de escolares. Israel prometió una ofensiva “extensa” sobre Cisjordania.
Por Chris McGreal *
Desde Jerusalén
Nael Azmi Hilail tuvo más que tiempo para ver a aquellos a los que estaba a punto de matar después de abordar el ómnibus 20 al final de la calle México. El joven palestino no puede haber evitado notar los veinte o más chicos aferrados a sus libros de escuela mientras se abría paso al centro del atestado ómnibus que sorteaba el tráfico de la hora pico en el centro de Jerusalén ayer a la mañana. Pero eso no lo desalentó. Dos paradas más tarde, detonó el explosivo que envolvía su cuerpo, en el primer atentado suicida en Jerusalén en más de tres meses y un potente golpe al campo de paz en la campaña de elecciones generales de Israel. Ocho pasajeros murieron instantáneamente. Al final del día, el número de muertos había aumentado a 11. La mitad eran niños. Además hay 45 heridos.
El premier israelí Ariel Sharon ordenó al Ejército lanzar una “amplia y extensa operación” en respuesta al atentado. No fue específico, pero dado que el terrorista era de un pueblo en los suburbios de Belén, lo más probable sería que se le ordenara al Ejército que volviera a entrar a la ciudad, tres meses después de haberse retirado como un primer paso hacia restaurar la autoridad palestina sobre las ciudades de Cisjordania. A pocas horas del ataque, el Ejército había arrestado al padre y a la madre del terrorista suicida.
Entre los que escaparon con heridas estaba Tamar Ravivo, que estaba sentado en la parte de atrás del ómnibus. “Nunca creí que esto podría pasar en mi barrio”, dijo. “Así que no estaba mirando y estaba leyendo mi libro de salmos. De pronto hubo una gran explosión, y la gente voló por el aire en llamas.” Las víctimas incluían a Hodaya Asraf, de 13 años, que había subido al ómnibus detrás de su propio asesino. Hodaya fue enterrada ocho horas después. Otros que murieron incluían una madre y su hijo de 16 años y una mujer mayor y su nieto de ocho años. Una gran proporción de los 50 o más heridos eran también niños.
La explosión lanzó bolsos escolares y libros de texto al camino y desparramó astillas de vidrio en cientos de metros alrededor. Las madres frenéticas corrían a la escena desesperadas por saber si sus hijos estaban bien. La policía no permitía que las mujeres se acercaran a los cuerpos, así que comenzaron a llamar a los hospitales en busca de respuestas. Pero en el caos del momento, no había ninguna. Dos chicas estaban paradas llorando, tomadas de la mano en un montículo de pasto desde donde se veía el ómnibus.
Hamas se adjudicó el ataque y prometió que lo peor estaba por venir. “Confirmamos la senda del jihad y el martirio continúa en cada parte de nuestra tierra ocupada, y mientras haya ocupación habrá crímenes. Lo que está por venir es más grande, y, Dios mediante, mayor”, dijo en una declaración el ala armada de Hamas. El atentado fue el primero durante la campaña para elecciones generales en Israel en enero y su significado político fue rápidamente claro. La seguridad es el único tema que les importa a los votantes, y Sharon está haciendo campaña basándose en las medidas enérgicas tomadas en los territorios palestinos y su negativa a tratar con Yasser Arafat.
A pesar de la admisión de responsabilidad de Hamas, el gobierno israelí dirigió su fuego sobre Arafat. “Sin duda, Arafat es el único responsable”, dijo Uzi Landau, del gabinete de Sharon. “Vemos que los europeos están ahora presionando para el rápido establecimiento de un Estado palestino. ¿Cómo podemos permitirlo? Eso simplemente sería utilizado como una base para más ataques. Esto es una guerra mundial. No es diferente de lo que sucedió en Bali y en el teatro en Moscú. Todo tiene sus raíces en el Islam radical.”
La empresa dueña del ómnibus reforzó este punto entablando un juicio contra Arafat y la Autoridad Palestina unas pocas horas después del atentado, reclamando 10 millones de dólares en daños por los ataques sobresus vehículos en los últimos dos años de la intifada. La Autoridad Palestina condenó el atentado como “terrorismo” y dijo que no tenía nada que ver con la “resistencia a la ocupación”. Pero dijo que la continuada ocupación de territorios palestinos por Israel y sus brutales medidas enérgicas en Cisjordania y Gaza, que provocaron la muerte de varios niños palestinos en las dos últimas semanas, mantenía en acción a los terroristas suicidas.
El movimiento Al Fatah de Arafat estuvo la semana pasada en El Cairo tratando de persuadir a los líderes militantes de Hamas que los terroristas suicidas no hacían más que unir a los israelíes detrás de las tácticas militaristas de Sharon. Pero los líderes palestinos independientes, como Mustafá Barghuti, sostienen que ni Hamas ni la derecha israelí están interesados en la paz. “Hamas tiene el mismo interés que Sharon, no quieren un acuerdo, no quieren ver un progreso, se alimentan uno del otro”, dijo.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.