EL MUNDO

Unidos contra Irak, pero con la ONU y no con Bush

Siete países ex comunistas recibieron la invitación de formar parte de la OTAN, pero el eje de ayer estuvo en los contactos de EE.UU. para obtener apoyo para un ataque contra Bagdad.

Por Carlos Yárnoz y Bosco Esteruelas
Desde Praga

La Alianza Atlántica expresó ayer en Praga su más firme apoyo a la resolución 1441 de Naciones Unidas en la que se exige a Irak su desarme y el acceso de inspectores de la ONU a todas sus instalaciones susceptibles de almacenar o fabricar armamento. “Los aliados de la OTAN están unidos en su compromiso” de adoptar una acción eficaz para que se cumpla la resolución de la ONU, que prevé, como recordó el comunicado de la OTAN, “graves consecuencias” contra Irak en caso de incumplimiento. Unidos en apoyar a la ONU, pero no ante una posible guerra. “No participaremos en un ataque”, repitió el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer. Por otra parte, Letonia, Lituania, Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria fueron invitados ayer formalmente por los 19 actuales socios a entrar en 2004 en un gesto más político que militar dadas las limitadas capacidades que esas naciones pueden aportan.
En una ceremonia breve pero cargada de retórica, el secretario general de la Alianza, George Robertson, preguntó a los 19 líderes aliados si existía alguna reserva a la entrada de esas democracias aún frágiles. Nadie se opuso. Todos hablaron en términos generales y algunos de ellos, como el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, trocó su discurso en un homenaje a Estados Unidos. “La adhesión de estos nuevos miembros reforzará la seguridad de la zona euroatlántica y contribuirá a lograr el objetivo común de una Europa libre, unida en la paz y en los valores comunes”, reza uno de los puntos del documento aprobado en la Cumbre de Praga. Los futuros socios tendrán que proseguir con el proceso de reformas políticas y militares y su ingreso deberá ser ratificado por todos los parlamentos nacionales. Se trata de la mayor ampliación en los 53 años de existencia de la organización y quedará oficializada en una cumbre atlántica en 2004.
No es una ampliación contra Rusia, le dijeron en Praga los líderes occidentales a Vladimir Putin, quien a regañadientes ha asumido como inevitable la entrada de las tres repúblicas bálticas, Letonia, Lituania y Estonia, que fueron parte del territorio soviético hasta su independencia hace una década.
La otra declaración que interesaba era acerca de la cuestión de Irak. “Nosotros, los 19 jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, reunidos en Praga, hemos expresado nuestra grave preocupación sobre el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva”, comienza el comunicado, en el que se recuerda que Irak no ha cumplido sus obligaciones de desarme y que, ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU le ha dado “una última oportunidad para hacerlo”. Extrañamente, esos 19 líderes optaron por difundir poco antes del mediodía ese breve comunicado de cuatro párrafos, pactado el día anterior en Bruselas, cuando en realidad era justamente después, en el almuerzo, cuando los jefes de Estado y de Gobierno aliados iban a abordar el contencioso.
Una vez difundida la nota, las interpretaciones eran de todos los colores, de modo que los ministros de Defensa o Exteriores de los 19 lo intentaron aclarar de inmediato. “Es una interpretación milimétrica de la resolución de la ONU”, declaró el ministro español de Defensa, Federico Trillo. Con mínimos matices, esa fue la versión común de todas las delegaciones.
Pero las discrepancias, como se sabe, se centran en qué países aliados de Estados Unidos, de la OTAN o no, están dispuestos a seguir a Washington en una guerra contra Irak en el caso de que la Administración Bush crea que Saddam Hussein incumple la resolución de la ONU. El presidente norteamericano repitió ayer, tras entrevistarse con el británico Tony Blair, que su primera opción “no es recurrir a la fuerza militar” frente aSaddam, pero que, si no hay desarme unilateral, dijo, “le desarmaremos”. En ese caso, “le desarmaremos por la fuerza”, añadió Blair.
Al igual que con Blair, Bush habló bilateralmente con Jacques Chirac sobre la misma cuestión. El presidente francés se mostró menos aguerrido que Blair, pero sí dejó claro que Saddam tiene ahora una “última oportunidad” para desarmarse. “No hay alternativa”, agregó, aunque sí dejó bien claro que, en el caso de incumplimiento por parte iraquí, será el Consejo de Seguridad el que adopte una decisión al respecto y que “toda opción estará abierta”.
Entretanto, en Praga fueron conociéndose más detalles sobre las peticiones que Estados Unidos ha planteado a más de 50 países para su posible participación en una coalición militar internacional contra Irak. Gran Bretaña, Francia, República Checa y hasta Alemania confirmaron haber recibido por escrito esa petición. Por el contrario, la ministra española de Exteriores, Ana Palacio, aseguró: “No hay carta ni petición concreta”, aunque luego aclaró que sí hay conversaciones permanentes con Estados Unidos, “sin llegar todavía a detalles”, entre otras cosas para ejercer “una presión diplomática y psicológica” de apoyo a los inspectores de la ONU.
Que Washington está más que molesto con Berlín por el rechazo alemán a participar en una posible contra Irak era evidente, pero que el presidente estadounidense, George W. Bush, haya querido dejarlo tan claro en Praga no estaba previsto. Al contrario, la opinión generalizada en los días previos a la cumbre de la OTAN era que Bush y el jefe de gobierno Gerhard Schroeder se harían una foto juntos en la capital checa a modo de pipa de la paz. Pero no ha sido así, al menos hasta la noche del jueves (hora local), cuando la Administración norteamericana repitió que no estaba prevista una entrevista bilateral entre ambos.
Quizás Fischer haya agravado la situación al afirmar con rotundidad Fischer que Alemania no participará en la posible guerra con Irak. Y eso que un portavoz alemán dijo después que, ante la petición escrita estadounidense sobre qué puede aportar Berlín, el gobierno tendrá en cuenta la legislación internacional y los compromisos vis a vis existentes en el seno de la OTAN, lo cual puede interpretarse como un mínimo resquicio para Washington.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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