Martes, 2 de febrero de 2010 | Hoy
EL MUNDO › UNA MUJER SE INMOLó EN UN BARRIO CHIíTA EN LA CAPITAL
Al menos 41 peregrinos chiítas murieron y otros 106 resultaron heridos cuando una mujer suicida hizo estallar una bomba que portaba durante una peregrinación en el barrio de Bab al Sham, 80 kilómetros al noroeste de la capital iraquí, Bagdad.
El portavoz de la policía iraquí, el general Qassim al Musavi, confirmó que una mujer “detonó el cinturón con explosivos entre la multitud de peregrinos camino a Kerbala”, lugar de celebración de la fiesta chiíta de Arbain, que marca el fin de los 40 días de luto por la muerte de Hussein.
El Ministerio del Interior, en tanto, informó que el ataque se produjo en una tienda de campaña en la que los peregrinos recibían comida y agua.
La masacre sucedió sólo horas después de que otros once peregrinos fueran gravemente heridos ayer en una serie de explosiones en la capital y que fuera asesinado un alto funcionario policial en la ciudad de Ramadi, en el oeste del país.
La festividad de Arbain marca los 40 días de luto por el nieto del profeta Mahoma, quien murió en una batalla en el siglo VII en Kerbala. Cientos de miles de peregrinos, que golpean sus cabezas y sus pechos, participan en este rito, algunos de ellos caminando desde cientos de kilómetros de distancia.
Desde la invasión estadounidense, y a pesar de las fuertes medidas de seguridad, las peregrinaciones se transforman cada año en blanco predilecto de los ataques insurgentes. El gobierno iraquí anunció la implementación de un dispositivo especial de seguridad con el objetivo de proteger a los fieles en su camino hacia la ciudad santa.
Tras un período de relativa calma, la violencia religiosa en Irak estalló de nuevo en diciembre pasado, cuando 23 personas murieron en la víspera de la fiesta de la Ashura, otra de las más importantes en el calendario chiíta. En enero, un triple atentado contra varios hoteles y la explosión de un camión bomba frente a una comisaría en Bagdad prosiguieron con el rebrote de violencia y pusieron fin a la racha de relativa calma que vivía la capital.
El resurgimiento de la violencia política y religiosa pone en riesgo la convocatoria electoral de marzo próximo, así como las posibilidades del primer ministro Nuri al Maliki, quien se postula para un segundo mandato de su gobierno y presenta la reducción, en los últimos dos años de la violencia, como uno de sus principales logros. El proceso eleccionario, en tanto, marcha en medio de permanentes tensiones entre chiítas y sunnitas, debido a que los primeros, que son mayoría, se oponen a la rehabilitación de los antiguos miembros de la coalición de Saddam Hussein, un hecho que amenaza la reconciliación nacional.
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