Viernes, 5 de febrero de 2010 | Hoy
EL MUNDO › ZEITUNI ONYANGO SE PRESENTO A DECLARAR ANTE LA JUSTICIA
Mientras Barack Obama lucha en la Casa Blanca por recuperar su popularidad, su tía keniana pelea en los tribunales para poder quedarse en Estados Unidos. Sin mencionar a su sobrino y con un perfil muy bajo, Zeituni Onyango se presentó ayer a declarar ante la Justicia para evitar una nueva orden de expulsión, como la que recibió en 2004. Habló durante dos horas y media y su abogado citó a declarar a sus dos médicos, quienes dieron cuenta de su desorden inmunológico, conocido como el síndrome Guillain Barr. El Departamento de Seguridad Interior no presentó testigos y guardó silencio hasta marzo, cuando las dos partes deben exponer sus argumentos finales. La decisión del juez se conocerá recién a finales de mayo.
Onyango, la media hermana del padre de Obama, llegó a Estados Unidos en el año 2000. Por entonces tenía 48 años y ya trabajaba como programadora. Según relatan los medios de Boston, donde vive desde que llegó al país, esperó dos años antes de presentar la solicitud de asilo político con el argumento del imparable clima de violencia que se vivía –y se continúa viviendo– en Kenia, su tierra natal. El trámite fue lento, pero en 2004 el juez federal Leonard Shapiro rechazó el pedido y emitió una orden de expulsión contra la por entonces tía del joven y poco conocido senador estadual de Illinois, Barack Obama. Pero todo cambió con la victoria presidencial de su sobrino.
La programadora keniana ignoró la decisión del juez y se quedó en el país ilegalmente durante cuatro años en la zona sur de Boston, la capital de Massachusetts. Obama afirmó más tarde que nunca supo de la situación irregular de su tía y, según el estilo de vida que lleva Onyango, los dos familiares no parecen tener mucha relación. Mientras él vivía en uno de los barrios más selectos de Chicago, ella vive en un complejo habitacional del Estado para los ciudadanos de bajos ingresos y, según los medios bostonianos, ya no trabaja por su enfermedad.
Según Onyango repite una y otra vez, casi no tiene relación con el presidente de Estados Unidos ni recibe ayuda de él. “Mis problemas son míos. Yo puedo llevar mi propia cruz”, les contestó a los periodistas recientemente. Sin embargo, el juez federal Shapiro decidió rever su decisión después de la victoria electoral de Obama a finales de 2008. Un mes después de los comicios, le concedió un status legal temporario y reabrió su caso migratorio.
Ayer Onyango llegó a los tribunales de Boston en silla de ruedas y con un suéter que, según cuenta, le regaló su sobrino. Estaba acompañada solamente por su abogada Margaret Wong, una representante de un estudio privado y sus dos médicos. Al salir de tribunales, Wong adelantó que su argumento final se centrará en la débil salud de Onyango y también mencionará, como hace ocho años, la violenta situación de Kenia, el país natal de ella y del padre de Obama.
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