EL MUNDO › SARKOZY PRETENDE PROHIBIR EL BURKA EN MOMENTOS EN QUE LA FINANZA ISLAMICA ESTA MAS PRESENTE

Capital sí, costumbres musulmanas no

La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, trabaja desde 2008 para desarrollar en Francia la rama de la finanza islámica. Francia, que es el país europeo donde hay más musulmanes, prevé crear un banco islámico para el 2011.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

El presidente francés apuró el paso para que en mayo se discuta un proyecto de ley a fin de prohibir el uso del burka en todos los espacios públicos del país. La medida, a la que se opuso el Consejo de Estado, parece inscribirse en espacio simbólico, no sólo porque concierne a apenas 2000 personas que usan el velo islámico en un país donde hay un millón y medio de mujeres musulmanas, sino también por su implementación real en una sociedad en la cual las costumbres de la cultura musulmana ganan espacios y en un sistema económico mundial en el cual la finanza islámica se hace cada vez más presente. La gran mayoría de los supermercados franceses tienen una sección de productos Hall –para musulmanes– y la cadena de fast food Quick experimentó hace unos meses una polémica idea: servir los sandwiches sin que haya cerdo. Los capitales islámicos constituyen también otro campo fértil. Este sector tiene un peso mundial considerable. Los fondos islámicos se elevan a 500 mil millones de dólares y ofrecen un crecimiento continuo de 15 por ciento al año. Según los analistas de Standard & Poors, el mercado bancario islámico representaría unos 4200 mil millones de dólares.

La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, trabaja desde 2008 para desarrollar en Francia la rama de la finanza islámica. Francia, que es el país europeo donde hay más musulmanes, carece de banco islámico. La creación de una institución bancaria de este tipo está prevista para 2011. En cambio, Gran Bretaña tiene la suya desde hace poco más de cinco años. La Islamic Britain Bank abrió sus puertas en Londres en 2004 con un objetivo claro: favorecer la inserción económica de los musulmanes residentes –2,5 millones de personas– y captar así los flujos gigantescos de los petrodólares de los países del golfo Pérsico. Hoy existen unas 345 instituciones de finanza islámica implantadas en 80 países. Los primeros bancos islámicos fueron creados en los años ’50 en Pakistán y recién en 1963 se abrió en Egipto un auténtico banco islámico que respondía a los enunciados del teórico de este tipo de instituciones financieras, el paquistaní Sayyid Abul Ala Maudidi.

Un banco islámico se articula en torno de los preceptos del Corán. La surata 2, versículo 275, dice que Dios “permitió la venta y prohibió la usura”. La filosofía central de un banco islámico es el desarrollo conjunto. La finanza islámica se apoya en la asociación entre el usuario y el gestor, es decir, en el concepto de Umma o Comunidad religiosa, cuyo esquema de funcionamiento es la solidaridad. De hecho, el Corán prohíbe la percepción de intereses oriundos de los fondos monetarios. Las principales líneas de un banco islámico reposan sobre cuatro principios: 1, está prohibido prestar dinero con intereses (Ribâ); 2, está prohibido invertir en el alcohol, la pornografía, el comercio del cerdo, la industria del juego, de las armas, el tabaco; 3, se financian los activos reales, lo que excluye la especulación (gharar) y el azar (massir) en las relaciones financieras entre socios económicos. En este caso, la remuneración de los capitales no está calculada según el factor tiempo sino en función de las ganancias obtenidas por los activos financieros; 4, el prestamista y el destinatario del préstamo asumen por igual los riesgos y los beneficios.

El año 2008 marcó un hito en la aparición de instituciones islámicas, productos financieros islámicos y en la participación de los capitales árabes en el sistema financiero internacional. Los analistas de los mercados hablan de “transformación geo-económica” para retratar las mutaciones que se operaron desde ese entonces. En plena tormenta financiera, Merryl Lynch, tercer banco de inversiones de Estados Unidos, tuvo que recurrir a fondos de Kuwait y Singapur para sobrevivir. A su vez, el primer banco norteamericano, Citigroup, siguió el mismo método y buscó su rescate en los Fondos Soberanos de Kuwait y Singapur. Citigroup recibió un total de 22 mil millones de dólares oriundos de Asia o Medio Oriente (el príncipe saudita Salid Ben Talal ya era accionista de este banco). Otro Fondo soberano de Abu Dhabi adquirió, en 2007, 5 por ciento del constructor de automóviles italiano Ferrari. Ni siquiera una institución tan venerada como la Bolsa de Londres escapa a ese movimiento. La Bolsa de Dubai y el Qatar Investment Autority (QIA) adquirieron la mitad del London Stock Exchange, es decir la Bolsa londinense. Las cifras gigantescas testimonias un lenguaje doble: Occidente cierra los ojos ante los capitales provenientes de los países sospechosos de estar en el entorno del Islam radical, pero aprueba leyes y disposiciones administrativas agresivas en contra de los musulmanes. La discriminación apunta al color de la piel y a las costumbres, no al origen del dinero.

Las legislaciones de los países occidentales buscan adaptar sus dispositivos fiscales y legislativos para que los productos estampillados “islámicos” puedan circular. Los más conocidos son la Muraba o, más complejos, los Sukuk. Se trata de obligaciones islámicas cuya remuneración y el capital están indexados sobre las evoluciones de otros títulos en poder del emisor. La circulación de estos dispositivos dentro de la finanza convencional requiere adaptaciones de las leyes locales y un trabajo extenso. Aunque ambas finanzas tienen el mismo objetivo, fructificar el dinero, sus principios son distintos. Pero a la par de esa “finanza islámica” de implantación local en Occidente están los fondos que viajan de un lado al otro del planeta. Los llamados Fondos Soberanos (Sovereign Wealth Fund) son un ejemplo de ello. Un Fondo Soberano se caracteriza porque los capitales están en manos de los estados. Existen unos 40 fondos de ese tipo en el mundo. Las petromonarquías del Golfo empezaron a crear los suyos a mediados de los años ’70, mientras que la zona asiática, China, India, Japón, Corea del sur, Hong-Kong, Singapur, Brunei, lo hizo en el 2000. El Fondo kuwaití (es el pionero de todos, ya que data de 1953), el Temasek Holdings de Singapur, el Abu Dhabi Investment Authority, el Irán Oil Stabilisation Fund y el Qatar Investment Authority figuran entre los más poderosos del planeta. Los Fondos Soberanos administraron, en 2007, 3355 mil millones de dólares, más que los Hedge Funds (2000 millones). La imbricación de los capitales del llamado “orbe islámico” será cada vez más importante. Cabe preguntarse cómo conciliarán los sistemas políticos de Occidente sus medidas discriminatorias hacia los musulmanes con la apremiante necesidad de capitales.

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El gobierno de Sarkozy apura una ley que prohíba el uso del burka en los espacios públicos.
 
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