Miércoles, 23 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › ANUNCIO DEL FLAMANTE GOBIERNO DE LA COALICIóN CONSERVADORA-LIBERAL
Por Marcelo Justo
Desde Londres
A seis semanas de la victoria electoral, el ministro de Finanzas de la flamante coalición conservadora-liberal demócrata, George Osborne, anunció el ajuste fiscal más drástico desde la posguerra, sumando al Reino Unido a la ola de austeridad que sacude a Europa. “Este ajuste es inevitable. Si no actuamos ahora marchamos a una catástrofe económica”, dijo Osborne. La oposición laborista respondió que la “catástrofe” era aplicar estos ajustes ahora que la economía empieza a mostrar débiles señales de recuperación.
El “presupuesto de emergencia” que anunció Osborne contiene cortes por unos 25 mil millones de dólares, un congelamiento de salarios públicos y un incremento del VAT de 17,5 por ciento al 20 por ciento. En un intento de demostrar que el presupuesto era “duro, pero justo”, Osborne incluyó un impuesto especial a los bancos de alrededor de dos mil millones de dólares y una modesta exención impositiva para los más pobres, equivalente a unos 220 dólares anuales. El ministro ilustró el dilema fiscal británico citando a la Oficina de Responsabilidad Fiscal, una unidad autónoma creada por el nuevo gobierno conservador-liberal británico, según la cual el déficit será de unos 230 mil millones de dólares el año próximo o 10,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Según proyecciones privadas, si no se recorta drásticamente el déficit, el pago de intereses a los acreedores superará los 100 mil millones de dólares anuales en 2015, el doble de lo que se paga hoy.
Nadie discute en el Reino Unido la gravedad de la situación. El gran interrogante, central en las elecciones del 6 de mayo, es si conviene recortar ahora o hay que esperar a que se consolide la economía. La líder del Partido Laborista, Harriet Harman, acusó al gobierno de poner en peligro la recuperación de una economía que sólo salió de la recesión a principios de año. “Este es un presupuesto típicamente conservador. Lo que va a hacer es frenar la actual recuperación y cortar servicios públicos indispensables”, dijo Harman. Más allá del fragor político, el columnista del Financial Times y actual asesor de la reforma del sistema financiero, Martin Wolff, alertó sobre el mismo problema. “Es francamente dudoso que el sector privado vaya a reemplazar la inversión que estaba haciendo el sector público. Esto puede llevarnos a una nueva recesión”, señaló a la BBC.
El ajuste forma parte de un debate de fondo en el mundo desarrollado que, por el momento, parece inclinarse a favor de un “revival” neoconservador . Grecia, España, Portugal, Italia, Francia, Alemania y Japón se encuentran entre los países que han justificado fuertes ajustes por el miedo a los mercados financieros y el fantasma de un “default”. Por el momento, Estados Unidos es el único que se opone a este tipo de ajuste por el impacto que puede tener sobre la frágil recuperación económica mundial. Estas dos filosofías se enfrentarán este fin de semana en la cumbre de los países del G-20 en Toronto. En un artículo publicado en el Financial Times esta semana, lord Robert Skidelsky, autor de Keynes: el regreso del maestro, señaló que ha llegado la hora de la verdad para un debate de décadas. “Estamos a punto de embarcarnos en un extraordinario experimento para averiguar cuál de estas dos explicaciones es verdad. Si la reducción del déficit es el camino para la recuperación económica, deberíamos enterrar a Keynes. Si por el contrario no lo es, tendremos que adoptar serias medidas para que los mercados financieros no nos sigan gobernando”, escribió Skidelsky.
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