Miércoles, 23 de junio de 2010 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Sebastián Fest
La Argentina de Diego Maradona no deja de sorprender. Era la noche de Lio Messi, pero su tercer triunfo consecutivo en el Mundial llegó con dos Martín como improbables héroes: Demichelis y Palermo.
Hay noches en las que ni los símbolos ni las emociones valen. No importó que ayer se cumplieran 24 años de los míticos dos goles de Diego Maradona a Inglaterra en México ’86, ni que Messi estrenara la cinta de capitán.
De lo que se trataba para la granítica Grecia de Otto Rehhagel era de jugarse la vida en un partido de fútbol, y con sus limitadas y avaras armas lo hicieron bien, resistieron hasta el minuto 77, cuando un hombre que en sus épocas de juvenil de River pasó horas sacando fotocopias saltó de la oscuridad lógica de un defensor central a un primerísimo plano.
Maradona lo abrazó con fuerza, porque era el mismo Demichelis que cuatro años atrás lloró por quedarse fuera del Mundial, el mismo que había cometido un error cinco días atrás ante Corea del Sur, error que derivó en gol y complicó durante un rato la tarde de Argentina.
Ayer fue distinto: con el gol de Demichelis se acabó Grecia, que, como su entrenador Otto Rehhagel había dicho el día anterior, dejó bien claro que no es un país en el que “broten futbolistas de los árboles”.
Mientras Messi decanta una noche complicada, a otro hombre, 13 años mayor que él, la sonrisa no se le irá de la cara: Martín Palermo, el último jugador de campo que no se había estrenado, salvo Ariel Garcé, realimentó su leyenda metiendo su primer gol mundialista, instantes después de ingresar al campo. Fue una noche gris, pero Maradona y la Argentina no dejan de sorprender.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.