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La figura del dictador hondureño Roberto Micheletti aún provoca amores y odios. Esta vez no fue en Honduras, sino en la vecina nación salvadoreña. El dictador fue invitado por una ONG de derecha para dar charlas y hasta fue condecorado por su “defensa de la democracia”, mientras que el presidente salvadoreño Mauricio Funes, y su partido, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, sólo pudieron repudiarlo públicamente y declararlo persona no grata. “No podemos apañar a dictadores, a violadores de la institucionalidad democrática. No hay medias tintas. Se está con el golpismo o se está contra el golpismo”, aseguró el mandatario, una vez que el dictador había vuelto a su tierra.

Micheletti estuvo el martes y el miércoles en San Salvador, recuperando un poco del protagonismo que perdió tras la entrega del poder a finales de enero pasado a un simpatizante, Porfirio Lobo. Llegó invitado por la organización Cruzada pro Paz y Trabajo, un grupo cívico formado por reconocidas figuras de la derecha salvadoreña. Dio charlas, estrechó manos y concedió una entrevista al multimedio local, Telecorporación Salvadoreña. “Yo no me voy arrepentir de nada de lo que pasó en mi país, de lo único que me arrepiento es de la incomprensión que nunca esperé de parte de los demás países del mundo”, reiteró el dictador, con la misma convicción que demostró durante los siete meses que usurpó el Palacio Presidencial en Tegucigalpa.

Rodeado de admiradores y escapándose del resto de los periodistas, el dictador también se tomó una tarde para reunirse con empresarios locales y, como cierre de su visita, con el alcalde de la capital salvadoreña, el opositor Norman Quijano, dirigente de Arena. “Le di un fuerte abrazo y lo felicité, pues tuve la dicha y el privilegio de saludarlo personalmente, admiro en él que es un hombre de valores que le devolvió a Honduras su dignidad”, contó el alcalde, luego de declararlo visitante distinguido de la ciudad, en un acto a puertas cerradas en un lujoso hotel.

El FMLN y el propio presidente Funes no pudieron evitar la visita, ni la abierta apología del golpismo que hicieron los grandes medios que reprodujeron sin cuestionamientos las palabras de Micheletti. Sólo reiteraron su repudio al golpe que derrocó a Manuel Zelaya y recordaron que el gobierno salvadoreño está negociando la vuelta de Honduras a las organizaciones regionales.