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El dictador Manuel Noriega fue condenado a siete años de prisión en Francia por lavado de dinero. Después de un juicio breve, un tribunal de París determinó que el ex líder panameño había lavado más de tres millones de dólares provenientes del narcotráfico, que ocultó en un banco francés. Otro tribunal francés ya lo había condenado en ausencia por esos cargos, pero la sentencia fue invalidada. En el nuevo proceso, la fiscalía había pedido la pena máxima de diez años.

Hasta el final del juicio, Noriega insistió en declararse inocente. “Soy soldado y político, pero no banquero”, se había defendido el panameño, a quien se lo vio muy debilitado debido a un reciente infarto. Según determinó la Justicia de París, con el dinero obtenido de la venta de cocaína vinculada con el cartel de Medellín, Noriega compró también propiedades en los barrios más exclusivos de la capital europea, hoy confiscadas.

Ayer, luego de leer el fallo, el tribunal parisiense también le ordenó a Noriega pagar un millón de euros al Estado panameño, que se había presentado como parte de la querella. En el país centroamericano la noticia reavivó la división en torno de su figura. Mientras los hombres y mujeres que fueron perseguidos bajo su gobierno de facto festejaron, sus antiguos aliados acusaron a la Justicia francesa de complotar con la CIA, la agencia de espionaje norteamericana, para silenciar al ex líder panameño.

Ese fue el argumento que viene esgrimiendo Noriega desde su detención, después de la invasión norteamericana en 1989. Según sus denuncias, los soldados norteamericanos lo arrestaron y la Justicia estadounidense luego lo condenó a 21 años de cárcel para silenciarlo. Durante su dictadura, en los ’70, Noriega dice que colaboró con la CIA y que el dinero que depositó en Francia fueron los pagos por ese trabajo.